El descontento por la guerra de Vietnam despertó en todo el mundo un sentimiento-movimiento que llevaba años gestándose: el hippie. Y como ningún fenómeno social está aislado, la ola hippie surgió también como resultado de más de medio siglo de ideas sobre espiritualidad oriental que llegaron a occidente por medio de autores como D.T. Suzuki, Alan Watts, o bien, por la presencia de yoguis maestros como Paramahansa Yogananda.
Hubo otro detonante, que, además de abrir nuevos canales de conciencia, fue la cúspide de la mentalidad detrás del movimiento hippie, la psicodelia. Y en este tenor, existió un importante episodio que podría decirse dinamitó el interés por los ritos y significados milenarios detrás de las sustancias psicoativas, en particular de los hongos alucinógenos: el de la oaxaqueña María Sabina y sus "niños santos" como ella llamaba a estos últimos.
La primera vez que un extranjero visitó a María Sabina en Huautla de Jiménez, Oaxaca fue en 1955, cuando Robert Gordon Wasson, estudioso de los hongos (paradójicamente también vicepresidente de J.P Morgan) y su esposa Valentina Pavlovna, viajaron a México luego de que el primero leyera un artículo de Robert Graves en el periódico Ciba en Nueva York sobre el uso de unos hongos en México.
La pareja experimentó un ritual con María Sabina y cuando Gordon regresó a Estados Unidos publicó en la prestigiada revista Life, el 3 de junio de 1957, sus experiencias. El título del artículo fue En las sierras de México, un banquero neoyorquino participa en antiguos ritos practicados por indios que acostumbran a masticar raros hongos alucinantes. Puedes leer el artículo completo acá.
Inspirados por la publicación, científicos estudiosos de la composición de los hongos como Albert Hofmann (descubridor del LSD) y Roger Heim, y el propulsor de la pscodelia Timothy Leary, visitaron a María Sabina. Después lo hicieron personajes como John Lennon, Bob Dylan, Jim Morrison o los Rolling Stones.
Así, este artículo de algún modo legitimó una búsqueda espiritual, a partir de conocimientos ancestrales indígenas como el de María Sabina, que originó que la psicodélica y el movimiento hippie explotase desde otra arista.
La mezcla que había estado gestándose desde la llegada de filosofías orientales (leídas altamente por los beats) y los mismos escritos de rebeldía sistémica de estos últimos, ahora confluían con una nueva perspectiva que, desde una mirada científica, iba comprobando los efectos sanadores de milenarios aliados como los hongos para fines rituales y espirituales…
El combo estaba hecho, y de algún modo, este artículo dio pie a la culminación de un movimiento social hambriento de posibilidades trascendentales en una realidad fulminada de materialismo.