Cada etapa de México ha tenido su fascinación por el misticismo. Finalizado el siglo XIX, existió particularmente una materia dedicada al espíritu que hasta la fecha ha germinado penetrantes filosofías, templos y espacios dedicados a la adivinación del destino íntimo: el espiritismo.
Allan Kardec advirtió alguna vez que "el alma es un ser moral distinto, independiente de la materia, que conserva su individualidad después de la muerte". Bajo esta premisa esencial es que el promotor de la comunicación con espíritus habría de inspirar a personajes como Blavatsky e incluso Francisco I. Madero, presidente de la República Mexicana hasta su muerte, poco más de un año después, en la Decena Trágica.
Se sabe que el primer acercamiento que tuvo Madero con lo oculto fue durante sus estudios en París en 1892 y posteriormente a través de la revista Espirita de Francia, a la que su padre estaba suscrito. Inclusive sostuvo una relación amistosa con el el filósofo y espiritista francés León Denis, a quien Madero confiaría su inquietud por buscar la vía de la política en Mexico para “luchar por la causa espirita”.
Se dice que Francisco I. Madero, un notable investigador de lo oculto, fue un verdadero medium, que podía comunicarse con los espíritus apenas entraba en trance. Señalado muchas veces como “un loco que se comunica con los muertos”, reunió una serie de “Diarios espiritistas” donde se encuentran las conversaciones que entabló con espíritus como el de su hermano muerto Raúl y Benito Juárez –por cierto otro gran expositor de esta ciencia.
Llegó a colaborar en la hermética Sociedad Espirita de la República Mexicana, una congregación destinada a estudiar y promover las enseñanzas del espiritismo en México. De ésta se desborda su publicación impresa, una revista donde Madero publicó en 1911 su inquietante Manual Espírita, bajo el seudónimo de “Bhima”.
El Manual Espírita de Madero reúne sus impresiones sobre los textos sagrados hindúes del Bhagavad-Gita, una compilación literaria y religiosa igualmente trascendental para el desarrollo del espiritismo de Allan Kardec y ciertas ciencias ocultas. Al respecto Madero advirtió:
Queremos demostrar que el Bhagavad Gita, que puede considerarse como la fuente más pura de las doctrinas teosó ficas, budistas y en general de las doctrinas filosóficas de la India, no solamente no encierra en sus enseñanzas nada que haga creer en la doctrina del panteísmo, de la absorción de todos los seres en la Divinidad y de la creencia de que somos dioses, sino que se desprende precisamente la doctrina contraria y es que, aunque todos los seres provienen de una partícula de la Divinidad, no por eso son la Divinidad misma, no por eso son dioses, y sobre todo, que jamás perderán su individualidad.
Una vez hecha su traducción del sánscrito al inglés, el Gita adquirió una relevancia enigmática para escritores, exploradores de la mente y estudiosos de lo oculto en occidente. Sin embargo el Gita no es sino un trazo apenas legible de una épica mitológica mayor: el Mahabharata, el poema más largo de la historia. En su publicación, Madero hace un montón de referencias a este texto sagrado y a su inasible autor Vyasa que de él poco o nada se sabe.
No sorprende que el Bhagavad-Gita haya conquistado tierras tan foráneas como México, inclusive pensamientos tan distantes como los de un político. De hecho, en la época de su auge, llegó a inspirar ampliamente al romanticismo literario –desde William Blake hasta Amado Nervo– y a cientos de teósofos a lo largo de la orbe.
Del Manual Espírita del político podemos rescatar los siguientes fragmentos:
Una persona considera que la evolución de un pueblo es detenida por la opresión o la tiranía; su deber es luchar contra esos obstáculos, estando decidida de antemano al sacrificio si es necesario. Obrando así, sabe, por una parte, que cumple con su deber, y además tiene la convicción de que su sacrificio no será estéril, pues ni es cierto que haya hombres indispensables y únicos capaces para desempeñar una misión de esa naturaleza, ni tampoco lo es que pueda perderse algún esfuerzo en bien de la humanidad.
Otro ejemplo:
El hombre que por defender a su patria o a la sociedad va a la guerra, puede dar muerte a numerosos adversarios sin que esto constituya una mancha para él; "como la hoja de loto sale inmaculada del seno de las aguas", así el guerrero saldrá inmaculado y glorioso después de la batalla a donde fue en cumplimiento de su deber.
Aquí puedes leer más sobre el Manual Espírita.
* Fuentes:
Madero, Francisco Ignacio. “Obras completas VII. Escritos sobre espiritismo.”, Doctrina Espírita 1901-1913, México: Clío, 2000.
C. M. Mayo, “Odisea metafísica hacia la Revolución Mexicana Francisco I. Madero y su libro secreto, Manual espirita”
espiritismoenmexico.org
*Imágenes: 1)Wikimedia Commons; 2) Eutopía México; 3) © Hemeroteca Nacional