Por siglos el cuidado del bosque se ha atribuido a la naturaleza y solo a ella. Se ha pensado que el ser humano solo destruye y no participa en la construcción y regeneración de los ecosistemas. Pero lo cierto es que muchos ignoramos que existen grupos cuyo estilo de vida se funde con las necesidades del bosque, y que además de convertirse en guardianes de estas áreas, su economía depende en buena medida de los recursos forestales.
Como está bien documentado, el bosque posee un papel fundamental en el desarrollo de muchas comunidades. En México, cerca de 8 mil comunidades habitan áreas forestales, de las cuales 2,400 aprovechan sus recursos mediante planes de manejo forestal. Pero a la par encontramos otro dato sorprendente: según el Banco Mundial, dentro de las comunidades forestales las mujeres obtienen en promedio más de la mitad de sus ingresos procedentes de los bosques mientras que los hombres una tercera parte. Esto nos hace suponer que proporcionalmente existen más mujeres beneficiadas por los recursos forestales que hombres.
Una distinción importante en la manera en que se relacionan unos y otras con el bosque, es que mientras los hombres se dedican más a actividades como extracción de madera, las mujeres lo hacen desde prácticas tradicionales agroforestales, como son los huertos caseros, la recolección de leña, ya sea para venta o uso en el hogar, así como la extracción de plantas utilizadas como alimento o medicina.
Mujeres indígenas y bosques, ¿por qué es necesaria esta relación?
En una de sus participaciones en el Foro de Consulta de la Estrategia Nacional para la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal (ENAREDD+), la directora del programa México REDD+, Rane Cortez, se percató de lo siguiente: “cuando a hombres y mujeres de comunidades forestales se les pregunta qué son los recursos forestales, la respuesta es muy distinta. Agua, oxígeno, biodiversidad, fauna y tierra contestan las mujeres, mientras que la mayoría de los hombres se refieren a madera”.
Las diferentes visiones entre géneros al momento de aprovechar los productos forestales, nos dice mucho de la relación que han pactado respectivamente con su entorno. Y la perspectiva que aportan las mujeres, a partir de su forma específica de relacionarse con el bosque es un ingrediente que enriquece significativamente los conocimientos que estas comunidades tienen sobre los bosques, mismos que son una valiosísima herramienta de conservación. En esta aportación radica la importancia de su participación en los planes de manejo forestal en México.
Con las medidas que se adoptaron durante la reunión de la COP13 en Cancún, sobre conservación y cambio climático, organizaciones como el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, de la mano de pueblos indígenas y por supuesto colectivos de mujeres, han enfatizado en la urgente necesidad de reconocer legalmente los derechos que grupos indígenas y comunidades tienen sobre sus tierras, y segundo, abogaron por la inclusión específica de la mujer en el manejo forestal y en las prácticas relacionadas al cuidado del bosque.
Para comprender esta lucha, basta reconocer que el género femenino puede ayudar en innumerables retos en torno a la conservación de la biodiversidad mexicana, al impulso del aprovechamiento comunitario y, entre otras cosas, a la elaboración de estrategias –bajo conocimientos ancestrales y cotidianos– para mitigar el cambio climático.
Los bosques son un factor determinante para la supervivencia de muchas mujeres indígenas agricultoras y/o empresarias forestales. A México toca decretar leyes que aseguren su participación activa en esta lucha que nos involucra a todos: la conservación de los bosques y selvas, de sus recursos y su magia.
*Imágenes: 1) CIFOR; 2) If not us then who?