El om para los hinduistas, y sobre todo budistas del Vajrayana, es la energía vital que le dio origen al universo. Por su parte, en el taoismo, el qi o chi, es la energía vital, la que anima todas las cosas del universo.
En la cultura nahua existe una correspondencia con este ingrediente que por cierto encuentra su eco entre numerosas culturas; para ellos se llama el tonalli: la energía vital que anima todo lo existente.
El tonalli fue ampliamente estudiado por las personas dedicadas a la medicina en el México prehispánico: se consideraba que si esta energía salía del cuerpo, o bien era afectada en su balance, entonces sobrevenían las enfermedades, resultado de un desbalance energético –similar a tradiciones medicinales de Oriente, por ejemplo ayurveda de la India o la acupuntura en China.
Según la versión sobre el tonalli de la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana:
Los médicos prehispánicos consideraban que el tonalli era una de las tres entidades anímicas alojadas dentro del soma. Aun cuando su asiento específico era la cabeza, también se distribuía por todo el organismo. Los terapeutas de aquel entonces lo concebían ya fuera como un gas invisible, o bien como una fuerza luminosa, y adjudicaban su daño a las acciones indebidas en que incurría su dueño. El tonalli gobernaba el raciocinio, la conciencia, la voluntad y el destino. Era otorgado por los dioses al momento del nacimiento, pero se fijaba en el individuo y adquiría sus particularidades al realizarse la ceremonia de bautizo indígena, unos cuantos días después del parto. Así, la esencia era común tanto a la persona como a la fecha en que ésta nacía, pues cada jornada era concebida como un ser viviente. Previo al ritual, el tonalli precoz se calentaba gracias al fogón del hogar; pero una vez realizado, el soplo se alimentaba de la luz solar (6 a 8). Su desprendimiento era motivo de preocupación, pues originaba un proceso morboso. Hay evidencias indirectas de que tal desunión sucedía durante la cópula y el sueño. A juicio de los antiguos nahuas, las relaciones sexuales prematuras truncaban el crecimiento y disminuían las facultades mentales; puesto que el tonalli era la esencia rectora de tales atributos.
El tonalli es distinto en cada persona, y puede ser débil o fuerte. Este se determina por el día del nacimiento y el ambiente posterior a los siguientes días del parto. El investigador Alfredo López Austin lo situó entre las tres entidades anímicas de los nahuas: el tonalli, el teyolia y el ihiyotl. Según este mismo investigador, y como lo retoma el antropólogo Jaime Echeverría García:
El funcionamiento armónico de las tres entidades daba por resultado un individuo sano, equilibrado mentalmente y de recta moral. Las perturbaciones de una de ellas, en cambio […] [afectaban] a las otras dos.
Según los registros de Fray Bernardino de Sahagún:
De esta manera se decía: pues en verdad así nació su tonalli, así nació en él (el signo de día ce mazatl). Así como el venado era muy temeroso, también su tonalli lo era, una persona muy cobarde…
¿Dónde yace el tonalli?
La versión más general apunta a que el tonalli recide en la cabeza, es una esencia luminosa, aunque otras tradiciones lo sitúan en todo el cuerpo. En lo que los diversos grupos nahuas coinciden, incluso hoy, es en que su desbalance produce enfermedades, y puede ser causado por factores externos, como el famoso susto, el mal de ojo, o el mal de aire. También el tonalli está estrechamente relacionado a la cualidad de caliente o frío de cada persona.
El tonalli en la actualidad
Su acepción continúa empleándose por distintos grupos nahuas. Por mencionar algunos: la comunidad nahua de Xolotla, que pertenece al municipio de Pahuatlán, en la Sierra Norte de Puebla, o bien, los nahuas del municipio de Pahuatlán de Valle, en la Sierra Norte de Puebla y los nahuas de Huitzilan de Serdán, en la Sierra Norte de Puebla.
Llama la atención que diversas culturas tan lejanas coincidan en arquetipos y concepciones sobre el funcionamiento de la vida. El tonalli mesoamericano hoy es especialmente llamativo, cuando conceptos parecidos están en boga gracias a la incursión de milenarias culturas orientales a occidente. Más allá del New Age, el tonalli brilla como una manifestación de la absoluta interdependencia del humano con todo lo que le rodea, los hombres de Mesoamérica lo tenían muy claro.
*Fuentes:
Echeverría García, Jaime (2014). Tonalli, naturaleza fría y personalidad temerosa: el susto entre los nahuas del siglo XVI. Vol.48. Estudios de Cultura Náhuatl.