De acuerdo a la mitología mexica, Huitzilopochtli ordenó a esta sociedad que se dividiese en los 4 rumbos del mundo. Según el Códice Mendocino, entonces Tenochtitlán quedó dividida en 4 grandes barrios Cuepopan, Moyotlan, Zoquiapan y Atzacualco.
En estos 4 cada uno contaba con grupos de casas llamados calpulli, los cuales disponían de su propio templo, escuela y jefe de barrio, también de sus mercados. Estos últimos fueron siempre un eje fundamental de la vida social y económica en mesoamérica, en derredor de ellos no solo se gestaba un gran intercambio económico, también cultural sobre técnicas agrícolas, mejorías de especies, formas de entender el mundo desde la distinta relación con la naturaleza de los distintos grupos.
En Tenochtitlán el mercado más grande e importante, y que dejó atónitos a los españoles, fue el de Tlatelolco, que había transformado a esta parte de la ciudad en una comercial, dinámica, a donde llegaba mercancías de muchas partes de mesoamérica.
Los mercados, así, han sido eje medular del urbanismo y cultura en la Ciudad de México desde hace más de 700 años. Hasta hoy perviven, incluso, a contracorriente con una globalización que integra grandes supermercados, la mayoría de origen extranjero. Aún así, las cifras muestran que el 46% de la población en la Ciudad de México continúa, afortunadamente, abasteciéndose en el mercado, hoy existen hasta 239.
Por ser estos un eje ineludible de cultura, en estos días por primera vez los mercados de la Ciudad de México han sido nombrados como Patrimonio Cultural Intagible por parte del gobierno de la ciudad. Este nombramiento tendrá el efecto de la implementación de un Plan de Salvaguarda por medio de una Comisión de Patrimonio Cultural Intangible. Esta Comisión estará integrada por las Secretaría de Cultura y la Secretaría de Desarrollo Económico.
*Imagen: @mediatrover