A Marilyn Monroe aparentemente todo lo que llevaba puesto se le veía bien, y una serie de las últimas imágenes que le tomaron se han hecho míticas, seguro las has visto. Ella emana su esencia lúdica con un suéter, tirada en la arena, siempre como jugando. Este hermoso suéter de lana es notable y está hecho con una técnica milenaria de Guadalupe Yancuictlalpan mejor conocida como Gualupita o bien, de Chiconcuac, ambos en el Estado de México.
Según datos de La Prensa Mx, hasta el 2011 aún existían unos 200 tejedores dedicados por completo a los ponchos de lana y los suéteres en esta región, los cuales se mitificaron aún más con las fotografías de Monroe tomadas en 1962 por el fotógrafo George Barris en California.
Cuando aparecieron las imágenes se generó interés en sobre cómo Monroe pudo haber obtenido el suéter. Surgieron dos historias en torno a ello ya que la zona tiene fama por sus tejidos desde tiempos prehispánicos, cuando se tejía el echcat (algodón) y el hilo de matl (maguey); eran de tal calidad sus artículos que los portaban los emperadores mexicas.
Las versiones sobre Marilyn y el suéter
Una apunta a una visita que hizo Marilyn a Teotihuacán el mismo año en que fueron tomadas las fotos en 1962, en la cual también habría visitado el tianguis de Chinconcuac y se habría hecho de la prenda.
La otra historia ha sido difundida por una de las familias tejedoras de Gualupita más tradicionales. Según Juan Martínez Nava, uno de los mejores tejedores de la zona, el suéter de Monroe había sido diseñado por su hermana y compartió para El Universal:
En 1960, Kattie, una joven de Seattle, Estados Unidos, llegó a Gualupita como turista. Ella se encontraba en México en intercambio con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La mujer se interesó por los suéteres producidos en el pueblo, pero le gustaron los diseños de una artesana llamada Rosario Martínez, se llevó varios a su país para comercializarlos, uno de los cuales regaló a Monroe. Juan Martínez señala que el diseño del suéter de Monroe es de su hermana, prueba de esto es que ella empezó a hacer en la década del 60 las hombreras más estrechas (como el que usa en la fotografía la actriz estadounidense), ya que en aquella época el resto de los artesanos hicieron hombreras gruesas por muchos años más.
Los tintes y materiales de estos suéteres tardan en hervirse hasta 20 horas, la elección de la lana y la confección de los hilos es igualmente un arte; y los patrones, los diseños geométricos, son bellísimos. Un suéter de estos es comprar un pedazo del tiempo (milenios de técnica) y un producto duradero, original y de por sí hecho en un mito.
Aquí te compartimos la ubicación de Gualupita, nunca dudes en hacerte de uno de estos suéteres y con ello preservar la tradición y sustento de estas comunidades.
*Imágenes: George Barris