Hay una impresionante diversidad natural y social en nuestro país que no sólo nos da la posibilidad de experimentar distintas formas de vivir, sino que nos brinda una riqueza cultural casi inabarcable. Desde las tradiciones culinarias, hasta los variados festejos que tenemos y la hospitalidad que caracteriza a nuestra gente —que es inherente a todos los mexicanos—, no cabe duda que vivir en México es un privilegio.
Pero debido precisamente a esa diversidad es que puede no resultar del todo fácil vivir en este país. Aunado a eso, tenemos una de las ciudades más grandes del mundo donde el caos cotidiano puede confundir a más de uno, y algunas experiencias pueden resultar poco gratificantes.
Por eso, aquí te damos ocho hacks para que navegues viento en popa en las ajetreadas aguas mexicanas, sin riesgo de hundirte en el camino.
Haz comunidad
No importa en qué lugar de México estés: hacerte parte del barrio siempre será la opción para hacer tu vida más fácil y feliz.
El mexicano es por lo general amable, pero también puede tener la sangre algo pesada. Así que si vas a vivir en el mismo lugar durante mucho tiempo, procura hacerte amistades. Saluda a todos y familiarízate con los vendedores de camino a tu casa; a lo mejor no funcione con todos, pero de los que sí te ganes su confianza estarán ahí para ayudarte en lo que sea.
También procura solidarizarte en lo que sea que haga falta, pues no hay nada que el mexicano odie más que una persona indiferente e individualista. Todo esto hará tu vida más feliz, pues no hay nada como ese sentido de colectividad que distingue al mexicano.
Familiarízate con el humor
Picante, negro y fogozo es el humor mexicano. Y a veces también incomprensible, pues los albures desconciertan a más de uno y lo hacen blanco fácil de éstos, cuyo objetivo es precisamente utilizar todo lo que digas en tu contra.
Así que intenta conocer este humor para que no te agarren desprevenido, e incluso intenta ponerlo en práctica pues es algo no sólo divertido, sino incluso bueno para tu mente por la cantidad de ingenio que necesitarás para alburear a los demás (no por nada la Reina del Albur, Lourdes Ruíz, dice que “el albur es un ajedrez mental”).
Haz resistente a tu estómago
Todos los que llegan de fuera se enferman del estómago en México, pues no están acostumbrados al chile y a lo frito. Pero al final todo el que comienza a comer en la calle se acostumbra, y no tiene que privarse de una de las cosas más valiosas de nuestro país: lo accesible, rico y variado de nuestra comida.
Tal vez los puestos afuera del metro no será lo mejor para empezar a curtir tu estómago, pero hay muchos puestos cerca de las oficinas muy higiénicos y que guardan tesoros gastronómicos con los que puedes ir acostumbrando a tu estómago a la comida callejera. Es cosa de escoger bien y hacerte de puestos de confianza. Eso nos lleva al hack número tres…
Lo que "no pica" sí pica
Si eres extranjero, y no estás acostumbrado al chile y a lo picante, no se te ocurra confiar en el taquero o el amigo que te diga que la salsa "no pica". A veces sólo por ver cómo te enchilas te dirán que no pica, pero también puede ser que a ellos no les pique y a ti sí, e inocentemente te digan que no pica.
Así que mejor opta por probar poquita y ver cuánto te pica.
“Aguas” con los modismos y la semántica del tiempo
El mexicano tiene un basto mundo de modismos que varían según la región y que pueden resultar incomprensibles. Por ejemplo, decir “aguas” para alertar sobre un peligro inminente sin duda puede ser malinterpretado. Este modismo proviene de los tiempos en los que se tiraba el contenido de las bacinicas por la ventana y se alertaba diciendo “agua va”; sin esto presente, ¿quién podría relacionar el agua con tener cuidado?
Otra peculiaridad es la semántica del tiempo que tenemos. Y es que para el mexicano el tiempo es más relativo que para los foráneos, razón por la cual debes cuidarte cuando te dicen “te veo en un ratito” o “ahorita lo hago”, porque esos adverbios en diminutivo pueden abarcar un gran espacio de tiempo: desde un minuto hasta horas completas. Así que “aguas” con eso.
Ten en cuenta los cambios de ritmo
No es lo mismo vivir en la Ciudad de México o en Guadalajara que en la ciudad de Oaxaca o en Cuernavaca. Hay ciudades que son tan apacibles que los extranjeros hablan de ellas como con un ritmo extremadamente lento, mismo que puede exasperar a más de uno.
Así que no olvides que la velocidad de la vida cambia dependiendo el lugar. Recuerda que tú eres el que se tiene que acostumbrar, así que no seas imprudente y observa cómo es el ritmo del lugar al que llegues, pues habrá sitios donde hasta caminen más lento y el servicio en los restaurantes sea más tardado, pero no tienes que enfadarte.
*Imágenes: 1) remix rpphotos – flickr / CC Pinterest, Andy Torres; 2) Adampol Galindo; 3) Pablo A. Tonatiuh; 4) Greg Elms; 5) Bilgeo