Han pasado algunos meses desde que un grupo de Raramuri (Tarahumaras) de la Sierra de Chihuahua viajó al estado de Oaxaca para encontrarse con sus "hermanos" los Ayuuk (Mixes) de la Sierra Norte. Muchas fueron las vivencias, los momentos, las miradas, las emociones, las imágenes, las palabras y las historias que se cruzaron; tejieron una amistad que fue más allá de cualquier cultura, un tejido que llegó a la esencia del ser humano tal como es; vivieron el presente y tomaron en cuenta el pasado milenario que los hace ser pueblos con un profundo sentido de vida. Es difícil de explicar y describir los momentos que se vivieron durante estos días ya que las palabras se quedan cortas ante un encuentro que dio esperanza y a su vez abrió horizontes que permiten ver la naturaleza de la vida, el compartir sin esperar nada a cambio, el aprender sin cuestionar, el convivir sin comparar y finalmente el mirar sin juzgar.
En palabras de Lorenzo Meyer:
Alentar y facilitar la interacción entre lo que subsiste de nuestra diversidad prehispánica, es una manera de dar aliento y legitimidad a cada uno de esos Méxicos de raíces centenarias y que desde hace mucho se ganaron el derecho a mantener y reforzar su personalidad colectiva. Por tanto, bienvenido el esfuerzo de facilitar la interacción en la diversidad para reforzar su proyecto de identidad comunitaria que ya no debe considerarse como retraso sino como refuerzo del proyecto nacional.
De igual forma los Raramuri tuvieron la oportunidad de tener un encuentro con el árbol milenario del Tule que les permitió imaginar cuantos años pasaron para que creciera de esa forma y al mismo tiempo respetar su existencia, caminaron por la cumbre de Hierve el Agua donde sintieron la fuerza de su espacio, en Teotitlán del Valle los recibió una familia de mujeres tejedoras quienes compartieron su experiencia generacional para trabajar la lana en sus telares ancestrales.
"En un mundo en el que parece prevalecer el desencuentro, que dos pueblos lejanos rompan las distancias físicas y anímicas para convivir, es esperanzador. Verán en entonces que es mucho más lo que los une que lo que los separa" Cristina Barros Valero
También les tocó vivir los contrastes entre el mundo prehispánico y el mundo colonial. Al visitar Monte Albán los recibieron dos antropólogos que con trabajos trataban de explicar el espacio desde una visión antropológica, pero los Raramuri se fueron a preguntas más directas como ¿Dónde sembraban? ¿De dónde sacaban el agua? ¿Cómo hacían sus ceremonias? y finalmente se fueron cuestionando porque sacaron "los huesos de los antigueros" y los tenían expuestos en el museo de sitio, decían que no habían respetado a los ancestros. Posteriormente bajaron al centro histórico de la Ciudad de Oaxaca donde visitaron el ex – Convento de Santo Domingo y se quedaron impresionados ante el tamaño de la construcción y la cantidad de imágenes en el interior. Marco Buenrostro, opina sobre el proyecto:
Al reencontrarnos sabemos que somos los mismos, que el cariño y respeto a la naturaleza y saberes de cada pueblo nos han unido desde la antigüedad, que estamos presentes y por ese solo hecho somos actuales, eternos, lo moderno es efímero.
Durante su estancia en Oaxaca se hospedaron en las instalaciones de la asociación civil Campo y fueron invitados por las autoridades locales de San Luis Beltrán para disfrutar de la banda de música y ver por primera vez un obra de teatro siendo una adaptación de la "Rebelión de los Colgados" de Bruno Traven , al ver la forma en que trataba el capataz a los trabajadores del campo algodonero lo comparaban con la forma en que el "chabochi" o mestizo trata al raramuri en los campos de trabajo en el norte del país. Para Juan Daniel Villalobos:
Este cruce de caminos entre los Rarámuri y Ayuuk es un espacio de vida para recordar el tejido que los une y el mensaje de los antiguos, ahí en sus siembras, casas, fuegos y danzas. Las comunidades indígenas tienen mucho que aportar a la humanidad, el camino del compartir, del vivir en comunidad, del silencio que conecta, de la comunión con la naturaleza… me quedo con la esperanza de la voz de este encuentro.
Finalmente este encuentro termino en el Taller los Alacranes donde fueron invitados por el maestro Adán Paredes y juntos trabajaron en el barro en dos grandes planchas para dejar registro de la historia de este primer encuentro en las que plasmaron huellas, palabras, imágenes, historias, caminos y parte de su corazón.
En unos días los Mixes viajaran a la Sierra Tarahumara para regresar la visita y adentrarse en las Barrancas del Cobre que más allá de su belleza natural están habitadas por una cultura que tiene mucho que aportar ante los retos que vivimos como país.
Si quieres sumarte y conocer más sobre esta iniciativa te invitamos a visitar la página www.crucedecaminos.mx
*Imágenes: Maria M. Caire.