Imaginar que una mujer o un hombre pueda ser la encarnación de la magia es algo desbordante. Quizá a esto se deba la suspicacia que despierta la figura del chamán, como es el caso de María Sabina, cuyos poderes hipnotizaron a muchos e hicieron temblar a otros tantos. Aunque, para Claude Lévi-Strauss —afamado antropólogo y filósofo— la magia de esta mujer tenía algunas similitudes con la medicina occidental. Tanto así, que afirma que el chamanismo posee características en común con el psicoanálisis.
El creer que María Sabina y Freud, el padre del psicoanálisis, podrían ser semejantes, resulta inverosímil. En México, por un lado, el chamanismo es una práctica elusiva en su definición. Hay quienes la observan con gran escepticismo o con una creyente efervescencia. Debido a esta polarización de reacciones, su ejecución aún se viste de misterio. Por otro lado, el psicoanálisis en México, se volvió parte de la cultura dominante en la década de 1950, cuando Santiago Ramírez y Ramón Parres fundaron la Asociación Psicoanalítica Mexicana (APM). Entonces, ¿cómo es que Lévi-Strauss logra hacer que dos universos tan disímiles compaginen?
De acuerdo al antropólogo, en el capítulo de “El hechicero y su magia”, en la obra Antropología estructural, la similitud entre el chamán y el psicoanalista reside en que: "la cura [c]hamanística parece ser un equivalente exacto de la cura psicoanalítica, pero con una inversión de todos los términos". Esto quiere decir que el papel del chamán y el psicoanalista, a pesar de tener importantes diferencias, convergen en algunos puntos.
El más importante es que ambos buscan provocar una experiencia en el enfermo/paciente y que, ambos lo consiguen al reconstruir un mito —es decir, una forma de explicación a su padecimiento— que el enfermo debe vivir o revivir. Cuando se provoca la experiencia, esta se revive de dos maneras diferentes: el paciente del método psicoanalítico la revive a través de la vivencia del recuerdo y su comunicación a través del habla. El enfermo, en el caso del chamanismo, tiene una función pasiva. Aquí el chamán es el que cobra el papel activo al manifestar el padecimiento del convaleciente a partir de diferentes actos.
Uno de los métodos más comunes por los que un chamán evidencia el mal de un enfermo es a través de la visualización de manera física de este malestar. En palabras de Lévi-Strauss, éste sólo puede curarse de las siguientes formas:
O bien el órgano o el miembro enfermo es sometido a una manipulación física o a una succión, que tiene por objeto extraer la causa de la enfermedad […] o bien, como entre los araucanos, la cura se concentra en un combate simulado, […] contra los espíritus perjudiciales.
En el caso de los chamanes mexicanos, existe prueba tanto documentada, como gráfica, de estos procedimientos de manipulación física. Este es el caso de la chamán mexicana llamada Pachita, quien se decía que tenía la capacidad de materializar órganos para volverlos a insertar en el cuerpo del enfermo.
Otra de las semejanzas entre la figura del psicoanalista y el chamán reside en su manera de curar al enfermo/paciente: a través del habla. El psicoanalista incita a su paciente a hablar gracias a la asociación libre, mientras, en el caso del chamán, él se encarga de hablar por el que sufre el padecimiento. Un ejemplo de la curación a través del habla es la que ejercía el chamán Don Ramón Iván, que en palabras de Jacobo Gringber, el chamán podía convertirse en diferentes personas y hablar distintas lenguas al tratar a los enfermos: "Iván se convirtió en un doctor chino. Hablaba y se comportaba como un oriental auténtico".
El uso de otros lenguajes para el tratamiento de un paciente parece inverosímil. El escepticismo en torno a estas prácticas y su comparación con el psicoanálisis sigue siendo hoy en día muy polémico. Aún así, resulta muy importante recordar que Claude Lévi-Strauss era muy consciente de que ambas disciplinas tenían diferencias muy importantes entre sí, por lo que un paralelismo total entre ambas también sería errado.
Respecto a este tipo de temas y propuestas, sólo queda la alternativa de indagar más y realizar una propia opinión. Aunque, siempre queda una duda: ¿qué hubiera pensado Freud sobre las semejanzas que el antropólogo encontró entre su trabajo y el de los chamanes?
*Referencia de imagen: 1) Enciclopedia británica.