Los monstruos están en todos lados. Desde los más “inofensivos”, que son aquellos que se esconden debajo de la cama, hasta los que se dice que son capaces de lastimar a los vivos. El repelo hacia estas bestias sería una respuesta coherente. Pero, si hay algo que ha caracterizado a los humanos, es el carácter irracional. Por eso existen personas que, de manera más abierta que otras, expresan la atracción y curiosidad que sienten por los monstruos. Guillermo del Toro es un ejemplo. Aunque, ha sido de los muy pocos que ha logrado transmitir ese amor que tiene por estos seres a los demás. Aquí te presentamos sus monstruos más queridos (y temidos) por el público.
El hombre pálido (El laberinto del Fauno)
Desde su aparición en El Laberinto del Fauno, el hombre pálido ha sido una de las bestias que más ha causado miedo. Muchas de las razones de este sentir podrían justificarse en el aspecto de este ser. Tanto por su piel arrugada, donde sólo se marcan partes de sus huesos y venas, hasta sus dientes que arrancan las cabezas de inocentes hadas. Aunque, la simbología de este monstruo va más allá de su apetito feroz. Acorde al mismo Guillermo de Toro, no es casualidad que este ser se llame el hombre pálido. Para el director, el hombre pálido es una representación de todo abuso institucional que se alimenta de los desamparados:
The Pale Man represents all institutional evil feeding on the helpless. It’s not accidental that he is a) Pale b) a Man. He’s thriving now. pic.twitter.com/t3VXTc2V0F
— Guillermo del Toro (@RealGDT) 2 de febrero de 2017
Los fantasmas de las esposas de Thomas Sharpe (La Cumbre Escarlata)
Interesado en ver más allá de la repulsión o miedo que causan los monstruos, Guillermo del Toro busca su tragicalidad. Los fantasmas de La Cumbre Escarlata son un ejemplo. En un principio, debido al aspecto fatídico y rasgos mórbidos, la impresión de estos no va más allá de un desagrado visual. Aunque, muy pronto el espectador descubre la vulnerabilidad de estos fantasmas.
Jesús Gris (Cronos)
El nombre de este personaje no es casual. Al llamarse Jesús, Guillermo del Toro hace alusión al episodio bíblico en el que Jesús resucita. De esta manera, el director mexicano une la simbología religiosa y las características humanas como el temor a la muerte. Sólo así, la construcción del personaje Jesús Gris se vuelve extremadamente humana y hasta conmovedora. Aunque su final sea bastante trágico.
Judas (Mimic)
Considerado como uno de los primeros monstruos de Guillermo del Toro, Judas es un insecto modificado científicamente. En un principio fue creado para eliminar una plaga de cucharas en el subterráneo de Nueva York, pero su evolución se volvió repentinamente perjudicial para los humanos. Este es uno de los pocos monstruos de Guillermo del Toro que no tienen una personalidad o características humanas.
El fauno (El Laberinto del Fauno)
Un entrañable ser por su misterio y naturaleza, el fauno de Guillermo del Toro, representa un ser de libertad en un mundo donde las atrocidades de la guerra parecen interminables. Su papel como guía y, hasta amigo, en el Laberinto de Fauno, representa que muchas veces el cariño y sabiduría puede estar en las personas cercanas en el momento en el que más las necesitamos.
Santi (El Espinazo del Diablo)
Sin duda alguna, Santi del Espinazo del Diablo, es uno de los monstruos más interesantes de Guillermo de Toro. No sólo su historia es trágica, debido a las circunstancias de su muerte y el reflejo de la vulnerabilidad de los niños durante la Guerra Civil en España, sino que es un recuerdo de que a quiénes realmente debemos temerle es a los vivos.
El hombre Anfibio (Las extrañas formas del agua)
El inminente estreno de Las formas del Agua traerá consigo la irrupción de un nuevo personaje al universo de Guillermo del Toro. Hasta ahora sólo se sabe que se le refiere como el hombre anfibio y, como muchos de los monstruos del director, parece que tendrá características bastantes humanas. Tanto así, que podría considerarse más humano que algunos de los personajes con los que compartirá escenario.
EL uso de características humanas en seres que parecen monstruosos resulta un recurso extremadamente interesante. Sin embargo, Guillermo del Toro lo lleva a otro nivel al darle un significado más allá: la fragilidad no se exenta de nadie.