Siqueiros liberó a los pintores jóvenes del sentido de prejuicio y ortodoxia derivada de la academia.
Rueben Kadish
La obra de Jackson Pollock es un universo. De primera impresión, impacta, luego se descubren submundos ahí adentro; es el ritmo del caos. Pollock es considerado uno de los artistas más revolucionarios y su obra figura entre los 20 cuadros más costosos de todos los tiempos.
“Sea Changes”, pintura de Jackson Pollock (1947)
Pero, más allá del aura de celebridad que envuelve a Pollock y a su obra, lo que pocos saben es que las técnicas con las que hacía estas creaciones, conocidas como action painting y dripping, le fueron inculcadas de algún modo por el gran muralista mexicano David Alfaro Siqueiros.
La investigadora Irene Herner escudriñó profundamente en la relación entre el trabajo de Pollock y la influencia de Siquieiros. Para Herner “por muchos años se ha negado la influencia de Siqueiros en Pollock. Ha sido una larga lucha por el reconocimiento de tal influencia”.
A mediados de los años 30, Alfaro Siqueiros dirigió un taller experimental que fue muy popular entre los artistas del expresionismo abstracto que estaba gestándose en Estados Unidos. En este taller, por medio de latas que llevaban un orificio, Siqueiros inculcó en sus alumnos el arte de crear por medio de la intuición y el ritmo y la acción.
A Pollock se le considera precursor de lo que se llamó action painting y dripping, que básicamente consistía en una pintura que se hacía mientras el lienzo yacía en el suelo y el artista caminaba, libre, sobre él. Según La Jornada:
Para Irene Herner, investigadora y especialista en el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, el action painting y el dripping partieron de los experimentos de Siqueiros, quien en 1936 creó el Taller experimental Siqueiros: laboratorio de técnicas modernas en el arte, en el corazón de Manhattan, al cual se integró el joven Pollock.
En la fotografía de arriba Siqueiros aparece en el suelo, con un overol, mientras Pollock es el tercero de derecha a izquierda. En la fotografía de abajo, Pollock aparece a la derecha, y Siqueiros al centro (ambas fotografías fueron tomadas en 1936).
Este expresionismo abstracto fue fundamental en la historia del arte, y con él Estados Unidos no solo se erigió como el gran ganador de la Segunda Guerra Mundial, también como el eje en las vanguardias tanto de las ciencias como de las artes.
Herner investigó durante 12 años la vida y obra de Siqueiros, y de acuerdo con su análisis, este último valoraba enormemente lo accidental en la pintura. Por su parte, el propio Siqueiros alguna vez expresó sobre su taller del número 5 Oeste, de la calle 14, en Union Square, en Manhattan:
En este taller experimental de Nueva York hemos podido encontrar algo maravilloso, sólo semejante al misterio de la creación, al secreto de las configuraciones geológicas, al misterio de la creación entera, mediante el uso de simples superposiciones de colores que por absorción, en un tremendo e inexplicable maridaje, producen los más extraños y gloriosos fenómenos plásticos.
Algo así, muy parecido a lo anterior, es lo que genera la obra de Pollock. El taller de Siqueiros, en un afán por promover la inquietud de la espontaneidad de sus alumnos, terminó detonando parte de un movimiento que cambió para siempre el entendimiento y gozo de lo estético en el mundo.
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