¿Qué estamos buscando, cuando viajamos? Sin duda exponernos a un escenario distinto, donde tenemos que construirnos y entendernos de formas nuevas. Posiblemente una visión que anhelamos. Tal vez materializar las fantasías sobre un delicioso paraíso oculto. Alejarnos, sobre todo. Ir a otro lugar. A uno en donde lo que se construye sobrepasa nuestros dominios y a nosotros solo nos toca dejarnos llevar.
Pero hay otros viajes, un turismo más bien oscuro; uno que no se trata de relajarse, ni distanciarse, sino de sumergirse, sentirse bien presente y, bien vivo. Un turismo que recuerda más a la emergencia que a la vacación; experiencias realmente extravagantes. Algunas son por supuesto preciosas, aunque nos demanden intensa atención. Otras son más bien extrañas, un poquito riesgosas y sin duda, cuestionables; especialmente las que capitalizan lo violento de un espacio.
Estas últimas se han estado poniendo de moda. No es casual: en el mundo intenso que habitamos, de dinámicas sociales (que van de la más inmensa solidaridad, hasta la más cruenta violencia) a veces no queda más que lucrar con lo que hay a la mano. Así, en México han nacido toda clase de tours, desde los que te llevan a ver tiburones dormidos en la Isla Mujeres, hasta las simulaciones de cruzar la frontera con EUA de mojado.
Aunque nos parezca increíble, todas esas experiencias extrañas, cumplen funciones sociales relevantes (y no solo para los bolsillos de los "guías"). Como dice Álvaro López López, un investigador de la UNAM dedicado a temas de turismo, estos viajes rompen tabúes, redimensionan contextos, reactivan economías locales y, con un poco de suerte, te quitan algunos miedos.
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En los surreales paisajes mexicanos
Templo de Quechula en Chiapas
Cuando el nivel de la presa Malpaso disminuyó, surgieron las hermosas ruinas de un templo del siglo XVI. La visión parece sacada de una ficción fantasiosa. Abunda en sus alrededores un extraño silencio. Los viajeros pueden recorren el perímetro en una lancha y buscar el mejor ángulo para guardar en la memoria esta maravilla insospechada.
Zona del silencio en Durango
En 1970 un misil de prueba estadounidense cayó por accidente en la Reserva de Mapimí. Después de eso, la región circundante cambió de formas muy extrañas. Algunas de las consecuencias son míticas y otras son evidentes (como la aparición de estos increíbles nopales morados).
Los rumores cuentan que: hay sitios donde se suspenden todas las señales de comunicación; otros más elaborados dicen que la zona no tiene una ubicación fija, sino que se va moviendo; unos más han hablado de extrañas mutaciones en la flora y fauna; y por supuesto se han afirmado visiones de OVNIS y extraterrestres.
La Cueva de los tiburones dormidos en Quintana Roo
Frente a Isla Mujeres hay unas cavernas subacuáticas en donde por razones aún no confirmadas, cuando entran tiburones (y probablemente otras especies marinas) caen en un estado de "relajación" extremo, como si estuvieran dormidos; así, un buzo sin miedo puede acercarse bastante a estos magníficos animales.
Experimenta intensos fenómenos sociales
Extravagantes celebraciones del Día de muertos
La forma en que se vive la muerte en México es una experiencia en sí misma. La cercanía que nos permitimos con la figura, la metáfora y el hecho mismo sorprende a cualquiera. Por otro lado, hay lugares donde las celebraciones del Día de muertos se llevan tan lejos que hasta los paisanos nos sorprendemos.
En Tetela del Volcán, Morelos, por ejemplo, se hace un desfile de "huehuenches", personas que se disfrazan haciendo referencia a la muerte, al miedo e incluso a un familiar fallecido y "prestan" su cuerpo a los muertos para que, en su día, disfruten lo que hicieron en vida: bailar, beber y, claro, comerse las delicias de la ofrenda. Para prestar el cuerpo, "recogen" al muerto tendiéndose sobre su tumba. Cuando termina la fiesta, después de no ser ellos mismos por un día, regresan al muerto al panteón.
En Teloloapan, Guerrero, los habitantes recrean escenas de la vida y el momento de la muerte de forma monumental, usando sus casas como pequeños teatros, con escenografías y todo. Así, es normal ver representaciones de muertes violentas, accidentes de coche; en fin, las posibilidades son muchas.
"Tepitour"
Sí, es real: si quieres conocer el "barrio bravo" de Tepito, en la Ciudad de México, existen tours especializados. Los más populares los organiza el propio gobierno de la Ciudad. La idea es visitar el verdadero corazón del centro, donde viven más o menos 43 mil personas, sobre todo dedicadas al "comercio informal". Sin embargo, el mercado y las dinámicas de barrio son un cultivo en donde se están gestando siempre vibrantes manifestaciones culturales. Los lugares para comer abundan, también los sitios históricos y hasta galerías de arte.
Pero si te quieres dar un recorrido menos mainstream, lo mejor es que le pidas a un local que te lleve por un buen paseo, como el que experimentó el periodista David Farrier en su viaje a México, grabando una serie documental para Netflix. Aquí la idea no es irte en un camioncito, sino sumergirte a la vida cotidiana de esta comunidad intensa, pero muy estrecha. El punto más popular del "tour" es sin duda el altar de la Santa Muerte, protegido por doña Enriqueta, a quien solo podemos describir como figura clave en la comunidad del barrio.
"Caminata nocturna": cruzando la frontera en un parque
En el parque EcoAlberto en Ixmiquilapan, Hidalgo, hay atracciones extremas de todo tipo; pero la más extravagante es sin duda la "caminata nocturna", un ejercicio donde el visitante simula ser un migrante que quiere cruzar de de forma ilegal la frontera con Estados Unidos. El "performance" es un auténtico deporte extremo y se hace de noche. Los turistas viajan acompañados de un guía (un pollero o coyote) que, enmascarado, los ayuda a escapar de "la migra" y de otros peligros como asaltantes, secuestradores y, claro, narcos. Sin mencionar el frío, el hambre y el cansancio.
Según sus creadores, el extraño tour fue diseñado para que los visitantes hagan conciencia de la situación migrante y también para disuadir ingeniosamente a quien no tiene idea de lo que implica esta travesía y tiene pensado vivirla en serio.
Narcotours
No podían faltar. En ciudades como Mazatlán y Culiacán son cada vez más populares los tours que dan los locales a turistas interesados en conocer a fondo la "narcocultura". Cuestionable, tal vez, porque es una forma extraña de avalar su existencia; por otro lado, el fenómeno social sin duda ha cambiado las vidas de los habitantes de estados como Sinaloa y también sus formas de comprender y construir el mundo. Los recorridos, que por supuesto no son oficiales, incluyen visitas a casas de narcotraficantes, sitios donde fueron capturados y también paradas en panteones y la capilla de Jesús Malverde, un santo muy peculiar.
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*Imágenes: 1) David Farrier; 2) Living Magazine; 3) Turimexico; 4) amanderson2/Flickr; 5) H. Ayuntamiento de Isla Mujeres; 6) Zona Centro Noticias; 7) Georges Merillon; 8 y 9) Crédito no especificado.