La noche del 5 de mayo de 2012 ocurrió una extraña conjunción en la Ciudad de México. Con el Museo Anahuacalli como locación, la supeluna rebosante en el cielo, y la cantante Patti Smith actuando por primera vez en México, algo extraño ocurrió: la legendaria rockera apareció como poseída, radiante de energía, sobre el escenario, y forjó una inolvidable comunión entre ella, el público y el espacio.
Una hipótesis, acuñada por el blog Dangerous Minds, es que la estadounidense estaba poseída por el dios mexica de la lluvia, Tláloc –o por alguna otra deidad prehispánica condensada en las más de 60 mil piezas que componen la colección de este recinto. Dicha influencia quizá fue potenciada por una poderosa luna llena, y con el eco de la memoria histórica que recuerda el 5 de mayo (la épica batalla que, contra todo pronóstico, vio triunfar al ejército mexicano por sobre los invasores franceses).
También conocido como Museo Diego Rivera Anahuacalli, por haber sido concebido por el pintor mexicano, es un espectacular espacio, edificado a manera de teocalli (“casa de los dioses”), que seguramente quedará impreso en la memoria de Patti Smith y de los asistentes que tuvieron la fortuna de experimentar esa “rara y poderosa convergencia entre lugar, energía y artista”.
El Anahuacalli está ubicado en Museo 150, San Pablo Tepetlapa, Coyoacán, Ciudad de México, y es sin duda uno de los museos más intrigantes de la capital mexicana. Y si quieres experimentar un poco de esa energía que esa noche poseyó a Patti, no dejes de visitarlo.