Como sabemos, numerosas festividades católicas están asociadas al calendario de fiestas indígenas vinculadas al ciclo agrícola desde antes de la llegada de los españoles. Previo a la colonización, la conexión del hombre mesomaericano con la Tierra era omnipresente, no existía algo así como separación entre la cultura y la naturaleza; ellos comprendían que todo está ligado, los astros, y la naturaleza con los mismos ciclos del hombre, iniciando con la gestación de un bebé, por ejemplo.
Por ello la adecuación de las celebraciones católicas por parte de diversas etnias indígenas, aún hoy, entremezclan aspectos mucho más complejos, de una carga milenaria de significado asociada con ciclos astronómicos, con la dualidad del bien y el mal, los excesos, la vida y la muerte. De hecho, cada Semana Santa está vinculada (aunque no muchos lo saben) a la luna llena, por ello su fecha cambia cada año.
Hoy te presentamos un breve acercamiento a la adecuación que aún hoy hacen etnias indígenas ancestrales a este culto católico, un sincretismo profundo y vivo:
Los Rarámuri
Más allá de la Pasión de Cristo, para los Rarámuri (erróneamente conocidos como Tarahumaras) su celebración es una representación furtiva sobre las luchas entre el bien y el mal. Su significado también es la perpetuidad, de la relación de su grupo con Dios. La comunidad se divide entre dos, los fariseos que representan a los aliados del mal, y los capitanes y soldados, que representan a Dios. A la semana santa le denominan comonorirawachi, que significa, “cuando caminamos en círculo”. Uno de los bandos se pinta con blanco el cuerpo, toca tambores, y baja por la montañas para encontrarse en las Iglesias esparcidas por la Sierra. Allí dan vueltas, hacen danzas, y también simbolizan peleas arduas entre ambos grupos; los soldados defienden a Dios y a su madre (quienes a su vez simbolizan el sol y la luna). Finalmente gana Dios, los hombres buenos han defendido a su mismo creador que se hallaba vulnerable (algo así como recordando el poder del mismo hombre que tiene de honrar a su propia divinidad, salvando con ello, al mismo tiempo, su omnipresencia, cada año). En este ritual también se alude al ciclo agrícola, este está también ligado a la imploración por las lluvias, por la vida.
Los nayeeri (coras)
Viven en la Sierra de Nayarit, sobre todo en el municipio conocido como Nayar. Esta etnia, en un gran sincretismo, forma un grupo los días previos a los días santos llamado "judíos o borrados". Este es asociado a la fertilidad, y andan por las calles representando coitos en sus danzas, esparciendo sus males y retando los tabúes sexuales y lo mundano. Este grupo también persigue al Niño Nazareno (que representa tanto a Cristo como al sol). Están ataviados con mascaras, semidesnudos, y pintados de blanco o negro. Finalmente consiguen apresar al Niño Nazareno el Viernes Santo para darle muerte. Cuando Cristo resucita los demonios se autodestruyen, y regresan al río.
Los Mayos
Con mascaras también representan a los fariseos, y estos llevan en la boca un rosario o máscaras para con ello evitar hablar, y deben andar encorvados. En la Semana Santa es posible una especie de expiación de los pecados, en este periodo se inician mandas de 3 años, o bien, algunos hacen otras por encargos que les fueron dados por sus padres de por vida al momento que nacieron.
Los mazatecos
Sobre todo en el estado de San Pedro Ixcatlán, en Oaxaca, el Sábado de Gloria se hace la costumbre de golpear los árboles para que den frutos. Se invoca tanto a los santos católicos como a los espíritus de la naturaleza. También, a Cristo crucificado se le tapa el rostro, y las personas limpian sus piernas con pañuelos blancos, limpios.
Imágenes: 1) ravessiaviajes.wordpress.com