Si en nuestras vidas individuales existen leyendas: momentos del pasado en los que desconocemos qué parte es más realidad y que otra resultado de la falible memoria, en la historia de los pueblos ocurre lo mismo.
Con el tiempo algunas anécdotas van pasando por generaciones creando identidad y "otorgando el beneficio de la duda" a fantásticas historias. No es extraño que lo anterior suceda, inmiscuidos, como lo estamos, en el misterio de la misma existencia.
Las leyendas en la historia de los pueblos son parte esencial para entender su esencia… En ellas se asienta gran parte de la personalidad colectiva de los habitantes.
Presentamos 4 leyendas oriundas de Chiapas. Sobre todo de lugares como San Cristóbal de las Casas, Chiapa de Corzo o Comitán:
Leyenda del Sumidero
Esta es una de las más interesantes. Trata sobre la férrea lucha de los indígenas chiapanecos para oponerse a los conquistadores; tanto así que preferían el suicidio colectivo a un sometimiento, lo anterior como un acto de honor.
Esta historia cuenta que el español Luis Marín llegó a someter al pueblo llamado Nandalumí (hoy Pueblo Grande) en 1524. Sin embargo los habitantes regresaron a sus costumbres en una actitud de reto.
Entonces al mando de Diego de Mazariegos regresaron los españoles armados fuertemente a someter al pueblo; en el Peñón de Tepechtía del Cañón del Sumidero se libró la última batalla. Sin embargo, los lugareños aseguran que los españoles no dieron muerte a los nativos, sino que familias enteras se arrojaron al precipicio . Se dice que el capitán español cesó el combate pues se conmovió al ver a tantas personas ir por voluntad a la muerte antes que quedar sometidos. El pueblo que luego se fundó con los pocos habitantes que quedaron sería el actual San Cristóbal de las Casas.
La Carretera de San Pascualito
Es la historia de un santo, uno muy distinto, pues está asociado a la carreta del mensajero de la muerte. El historiador Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán asocia a esta historia de San Pascualiato al fraile Pascual Baylón de España.
Cuenta la leyenda que un hombre guatemalteco de la hoy Ciudad Vieja estaba convaleciente de una fiebre epidémica conocida en la lengua kaqchikel como cucumatz. Esta persona había recibido ya la unción religiosa cuando vislumbró una figura que se le presentó como San Pascual Baylón. Este último le pidió que a cambio de que el pueblo lo adoptase como patrono, entonces se llevaría la epidemia a los nueve días de la muerte del hombre. El moribundo pasó el recado y pereció. A los nueve días la enfermedad en el pueblo cesó. Desde entonces los chiapanecos describen a San Pascualito Rey como un esqueleto de capa y corona que viaja arriba de una carreta.
Mientras San Pascual Baylón es el santo que cura las enfermedades, San Pascual Muerte o Rey es el que presagia la muerte, y si la carreta deambula por ahí donde yace un enfermo, entonces significa que la persona morirá a los pocos minutos. (Se dice que esta leyenda tiene sus bases desde tiempos prehispánicos).
El Duende
Aunque las hamacas son, aún hoy, por demás comunes en los estados del sur de México desde hace cientos de años, en Chiapas las personas suelen descolgarlas por la noche.
Hubo un tiempo en que un extraño fenómeno comenzó a suceder. En el rancho ganadero llamado Las Brisas un hombre sorprendió a su familia por estar iracundo y con un machete que pareciera retar el aire. Este había estado descansando en su hamaca cuando un fuerte forcejeo lo estrelló con la pared, aparentemente esta escena comenzó a repetirse sistemáticamente en numerosos hogares. Las conjeturas concluyeron en que habían espíritus que de algún modo estaban prendados con el tema de las hamacas, quizá alguien que había muerto de esta manera. Desde entoncess, en Chiapas no es costumbre dormir en ellas. A este espíritu le apodaron El Duende.
El Negro y la Iglesia de Chamula
Si de por sí el pueblo de San Juan Chamula y sus sincréticas costumbres son excéntricas, esta leyenda añade aún más de este ingrediente. Hasta hoy los chamulas conservan su propia organización política, no permiten que algún blanco construya su casa en el pueblo y son muy celosos de sus costumbres (un verdadero ejemplo de resistencia).
La historia sobre la construcción de su iglesia, donde son realizados sus magnéticos rituales que combinan la fe católica y la magia, es muy especial, según la leyenda. Como es de esperarse, cuando los españoles llegaron en 1924 a dominar estas tierras, los chamulas continuaron con sus costumbres y se negaron a que se construyese una iglesia.
Un capítulo cambió la opinión de los habitantes cuando un negro con fama de chamán y de tener poderes con la capacidad de aniquilar a sus enemigos comenzó a alarmar a la población. La influencia de este personaje, pese a no ser chamula, fue haciéndose muy fuerte.
Los chamulas creyeron que lo anterior quizá estaba sucediendo precisamente por prescindir de una iglesia. Entonces los habitantes pidieron a este mago que indicara el lugar donde debía construirse la iglesia, como una especie de reverencia. Entonces el negro en un pedestal a 40 m de la puerta principal donde hoy está la iglesia se paró. Dio una vuelta silbando y ocurrió que de lo lejos, dejando atónitos a todos, llegaron piedras que fueron convirtiéndose en carneros, el conjunto de animales permaneció junto al negro y entre ellos parecían entenderse, luego fueron convirtiéndose de nuevo en piedras. Hubieron algunas rocas que no acudieron y el negro molesto las llamó Chajancavitz, que quiere decir El Cerro de las Piedras Haraganas. Este montículo de rocas rebeldes son las que posan a la izquierda de la carretera, un poco antes de llegar a Chamula.
*Imagen: UNAM. Del libro San Pascualito Rey y el Culto a la Muerte en Chiapas.