Las reflexiones artísticas de Gabriel Orozco (Xalapa, 1962) tienen que ver con la materia y la razón, son laberintos creativos compuestos de ocio, de los que se escapa con hilos de pensamiento reflexivo que dejan de lado la encarnación tradicional. Los apuntes del artista no son dibujos, son palabras que conceptualizan imágenes, es el orden de las ideas que maquilan obras. Sus piezas se presentan como retos a la realidad, o como propuestas de una dimensión alternativa en que se juega billar con una mesa redonda, y los autos se parecen a las esculturas de Giacometti.
Propone preguntas esenciales del arte, ¿Qué objetos, o que hazañas convierten a los objetos en arte? Reiteradamente invita a que reflexionemos sobre el estado actual de los artistas y de la sociedad en que éstos se desarrollan. Gabriel teoriza sobre los modos de representación conceptual; crea fracciones de la vida a partir de los remanentes de ésta, como un cráneo humano o una botella.
Por ejemplo, un esqueleto de ballena con una retícula pintada que se amolda en su deformación a la morfología de los huesos, invita a la reflexión sobre el dominio de todo lo que se coloca sobre de la naturaleza, como un cáncer monocromo que invade hasta a la muerte con sus cifras y su contaminación.
El arte necesita generar el espacio del individuo percibiendo el tiempo y no el de la masa consumiendo el espacio institucional. El tiempo en el que el espectador desaparece como público de esa institución y se convierte en persona. La labor del artista es generar esos momentos del arte…
A continuación te compartimos 5 piezas de este artista veracruzano, cuya obra ha recorrido los más importantes espacios del arte en el mundo (Modern Tate Gallery, MOMA en Nueva York, el Centro Pompidou, etc), que te ayudarán a familiarizarte con la propuesta estética y conceptual de Gabriel Orozco:
Naturaleza recuperada, 1991
Una de las primeras esculturas de Orozco. Consiste en una cámara de llanta reformada para dar vida a un balón de futbol (deporte que es una de sus pasiones).
Mis manos son mi corazón, 1991
La simpleza de lo cotidiano, premisa fundamental en la propuesta de Orozco, se materializa elegantemente en esta pieza en forma de corazón, de arcilla, que el artista mexicano creó sencillamente oprimiendo sus dedos sobre ella.
La DS, 1993
Automóvil Citroen DS reconstruido de manera que cuestiona nuestra relación estético espacial con los objetos cotidianos.
Papalotes negros, 1997
Cráneo humano con una cuadrícula de ajedrez trazada sobre sí con grafito. Esta pieza la realizó después de estar una semana en el hospital por el colapso de un pulmón.
Matrix móvil, 2006
Se trata del esqueleto de una ballena gris, recogido en la reserva El Vizcaíno, en baja California Sur. Orozco decoró toda su superficie con rayas de colores. La pieza está en exhibición permanente dentro de la Biblioteca José Vasconselos, en la Ciudad de México.
Imágenes: 3) ©2009 Gabriel Orozco; 4) i.telegraph.co.uk; 5) res.cloudinary.com; 6) Gabriel Orozco: Asterisms at the Guggenheim video