Los mexicanos y la música tenemos un romance eterno.
No cabe duda de que somos un pueblo primordialmente sonoro. Así lo demuestran nuestras intensas fiestas tradicionales, donde no nos basta la banda y sonido: queremos cohetes, cantos, bailes, gritos.
Curiosamente, las múltiples raíces que tejen nuestra compleja identidad también fueron (y han sido) intensamente musicales: los españoles nos trajeron toda clase de instrumentos y ritmos —entre ellos el fandango y otros géneros gitanos—; algunos pueblos indígenas —como los purépechas, los cocas, los zapotecos— han desarrollado, a partir de su sonoridad, delicias como el mariachi y la pirekua, y no nos olvidemos de la influencia afro.
Se podría decir que "lo traemos en la sangre" y no sería precisamente una metáfora, pues nos hemos encargado de replicar este amor por cientos de generaciones. La música es el espacio abstracto donde despechamos, donde vivimos plenamente el duelo, y también la felicidad más apasionada.
¿Sería una exageración afirmar que los mexicanos somos los mayores amantes de la música en todo el mundo? Un estudio reciente demuestra que probablemente no. La Federación Internacional de la Industria Fonográfica publicó recientemente una investigación en donde se afirma que México es el país donde, en promedio, se escucha más música a la semana: aproximadamente 25.6 horas.
¿Y cuál es el género más escuchado? se trata del rock; seguido por el pop, el pop latino y la música regional, por supuesto. Además, cuando se le preguntó a los encuestados para el estudio "¿qué significa la música para ti?" 62% de los mexicanos contestaron que son amantes y fanáticos de la música.
Y tú ¿cuánta música escuchas? ¿Consideras que ser melómano es un rasgo clave de la identidad mexicana?
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