Si hablamos de comunidad, quizá lo primero que se nos viene a la mente es lo que está externo a la casa, pero también muy cercano. En este sentido la comunidad siempre se ha construido a través de la proximidad del hogar (su extensión). Y la calle ha sido fundamental para la conformación de comunidad; la calle próxima es donde emergen las familias para encontrarse con el otro, el cercano, el que le sigue a la familia.
Por ello, en las calles, en la proximidad del hogar, se ha formado la comunidad y ahí mismo se desenvuelven sus símbolos culturales en común. Las calles en tiempos prehispánicos (que no se llamaban así pero que se desdoblaban como plazas públicas y andadores) fueron también el lugar donde se hacía la celebración cultural común, lo que unía a un grupo como sociedad. Por ello, estos espacios comunes han sido milenariamente adornados, engalanados, para celebrar la comunidad y la cultura.
Hoy en México en las grandes ciudades aún se adornan las plazas públicas y avenidas para conmemorar asuntos comunes, y en los pueblos es donde más se desdobla esta práctica de identidad y alegría.
Hoy te compartimos imágenes de estos arreglos del acervo de la fotógrafa Ana Paula Fuentes (@anadelcamino):