El diseño del espacio, diseña el habitar. Y no es un accidente.
Así, el arquitecto tiene un poder enorme sobre quienes transitan su obra, pues la forma en la que dispone las construcciones en el espacio, transfigura la manera de recorrerlo. Luis Barragán, el gran arquitecto mexicano, entendía muy bien este poder, este flujo y modelaba con mucha conciencia su destino.
En ese sentido podemos comprender a Barragán como un místico: un sujeto que logra lidiar con una energía que para otros es invisible y es capaz de materializarla en muros, umbrales, colores, visiones, solidez y fragmentariedad.
"Ecos", una espectacular danza ejecutada en la Casa Estudio de Luis Barragán, genera un diálogo con estas premisas. La propuesta interdisciplinar fue dirigida y registrada por Andrés Arochi, creador audiovisual, quien buscaba experimentar con la "fisicalidad" de esta arquitectura.
Conscientes de la intensa vibración que emana del espacio en la Casa Estudio, el director cinematográfico, la cámara, los bailarines (de la compañía Nohbords) y la pulsante coreografía (de Diego Mur), llevan al límite el armónico diseño de Barragán; pues, en lugar de utilizar los espacios y los objetos presentes de la forma esperada o intuitiva, los cuerpos danzantes se desplazan atendiendo sus propias necesidades corporales.
Así, se contorsionan, reúnen y fragmentan de formas insospechadas y —bajo sus propios términos materiales— absolutamente bellas. Incidentalmente, la pieza pone en cuestión el enorme poder de Barragán.
Barragán y la belleza
Al modelar el habitar de los sujetos, el arquitecto los está administrando; al hacerles sentir algo específico, los está estetizando. Así, la belleza es un arma [o una herramienta de construcción] muy especial.
Para Barragán, la belleza era un asunto crucial. Dijo incluso que: "Sólo los primitivos, o las personas muy cultas, se preocupan por la belleza. Las masas, con sus mentes de media clase, no desean la belleza: lo que quieren es confort, seguridad, igualdad. […] La base para una buena arquitectura es que sea bella. Muchos se preocupan de las soluciones físicas, pero no de la belleza."
El mexicano entendió la belleza como una herramienta para "humanizarnos", hacernos más sabios y hacer nuestras vidas más dignas. Pero ¿será la definición de "humanidad" de Barragán los que queremos asumir como propia?
Habría que traspasar sus muros y sumergirse profundamente en sus espacios, para poder decir, tras la experiencia, que esa belleza presentada —esa humanidad— es la que queremos encarnar y hacer nuestra. Y a eso nos invita el ejercicio de "Ecos"