El aguacate está de moda. ¿Y por qué no? Esta deliciosa fruta mexicana ha sido revalorada entre los millennials por sus increíbles beneficios nutricionales, su versatilidad y también por ser irremediablemente "instagrameable".
Aunque esta tendencia tiene un lado oscuro que cada vez es más evidente; pues las consecuencias sociales y medio ambientales de su producción masiva son muy graves. Y, claro, que este no es un llamado a no comer aguacate —y menos a dejar de tratarlo como la joya natural que es. Pero si has de amar al aguacate, debes hacerlo con conciencia.
Arte en aguacate
La textura, el verde brillante y la simetría son solo algunas de las cualidades de esta hermosa fruta que nos inspiran, no solo a tomarle miles de fotos para compartirlas en nuestras redes sociales o a comerlo en cientos de recetas, también a hacer "arte en aguacate".
Esta curiosa práctica que recorre al planeta ha resultado en intrincados diseños efímeros y orgánicos, que no pueden menos que sorprendernos. Sin planearlo, el mundo entero le está haciendo un delicioso homenaje a uno de los ingredientes mexicanos más icónicos. Y esto nos encanta. Sí: el aguacate ha probado ser el lienzo perfecto para el diseño contemporáneo que —entre el ocio y la eterna paciencia— talla fractales ultra precisos en su suculenta pulpa.
Y, porque hoy nada vale si no es compartido, estas creaciones están presentes por todos lados, para que suspendas tu cotidianidad (o pongas a prueba tu tripofobia) y te pierdas en el laberinto que es la belleza del aguacate.
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Consumo sensible de esta joya verde
Pero no todo es delicioso. Aunque nos encanta que este elemento clave de nuestra gastronomía esté conquistando el corazón de todos; el amor por el aguacate ha probado ser demasiado y, tristemente, está arrasando con los bosques de algunos estados mexicanos.
Mientras que podríamos pensar que esta fiebre por el "oro verde" nacional es una buena noticia para nuestra economía; la verdad es que, para nuestra ecología y paz social, no lo es tanto.
Como se explica aquí, según el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y Forestal (INIFAP), el aguacate es un cultivo delicado y muy exigente, requiere mucho espacio y "altas concentraciones de pesticidas y fertilizantes, que contaminan los mantos freáticos, los arroyos y todos los cuerpos de agua", sin contar los efectos en personas y animales.
Por eso, su siembra extensiva ha significado la pérdida de, por lo menos, medio millón de hectáreas de bosque. Además, este uso del bosque, implica cambios extremos en el uso del territorio de las comunidades y el despliegue de terribles dinámicas de violencia, resultado de la disputa por controlar su producción (entre otras cosas).
Entonces ¿cómo ser un consumidor sensible de aguacate? Lo primero, es valorarlo. Cómelo con conciencia, cómelo despacio y no en exceso. Pero, además, puedes cambiar tu clásico "aguacate Hass", por variedades no tan comunes, pero posiblemente más sustentables como el aguacate criollo, que sabe un poquito distinto, pero igual es delicioso (y seguro sirve para hacer fantásticas esculturas).
El aguacate criollo suele ser vendido en los mercados, por las mismas personas que lo siembran en sus terrenos o jardínes. Así te aseguras de apoyar la economía de tu localidad y financiar un proceso de cultivo muy distinto, más tradicional y ecológico. ¿Te animas a probarlo?