Entre los purépechas —en Michoacán— continúa activa una de las tradiciones artesanales más complejas e hipnotizantes. Las piezas de cobre martillado son un despliegue hermoso de fuerza, precisión y sincronía.
Típicas de Santa Clara del Cobre, aún representan la principal actividad de la zona. Comúnmente surgen del reciclaje de la pedacería de cobre, que es cuidadosamente recopilada por los herreros, a continuación fundida y finalmente modelada en un orgiástico espectáculo de brazos y martillos.
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La labor es primordialmente un esfuerzo comunitario: es vital que el cobre sea martillado simultáneamente por diversos hombres, que, en conjunto lo extienden hasta llegar a la forma deseada. Es un trabajo intenso y físico. El fuego es un componente central en este proceso alquímico. Los martillazos son intensos pero lo que invocan en su densa sinfonía es una forma.
El creador audiovisual Mariano Rentería, responsable de una preciosa serie de cortos documentales sobre los artesanos de Michoacán, nos muestra cada parte del impresionante proceso y lo que significa para las familias de herreros purépechas en esta pieza imperdible.