"Guadalajara en un llano, México en una laguna", dicta un fragmento entre las canciones populares más reconocidas de la música charra de nuestro país. Definitivamente, es ampliamente sabido por los mexicanos que la Ciudad de México está fundada sobre un lago: el lago de Texcoco, el cual era parte de la cuenca lacustre del Valle de México. Cuesta trabajo imaginar que los lagos de esta cuenca llegaban casi hasta el actual estado de Hidalgo. Y lo que es menos sabido por los mexicanos, es que la Ciudad de México aún funcionaba con sistemas prehispánicos de movilidad y comercio a través del agua hasta hace menos de cien años.
Así es, el actual Centro Histórico de la Ciudad de México tenía canales y acequias que incluso conectaban hasta el Sur con Xochimilco y Chalco, donde existía una importante producción agrícola. El canal que hacía esta conexión por agua se llamaba Canal de la Viga (actual Calzada de la Viga) el cual no solamente era una vía acuática de traslado de productos agrícolas sino también, en las últimas décadas de su existencia, fue un espacio recreativo. El Canal de la Viga servía también como paseo donde la gente podía subir a canoas, trajineras e incluso a barcos a vapor para pasearse por el canal, el cual pasaba al lado de grandes casonas, edificios públicos como la garita del canal y espacios sombreados por los árboles de sus orillas.
Celebración del Viernes de Dolores en el Canal de la Viga en 1920.
Los canales de la CDMX fueron vestigio de lo que alguna vez fue la gran Tenochtitlán y sus chinampas. En el centro histórico, los canales llegaban incluso hasta un costado del Zócalo, y donde estaba la Plaza del Volador, lugar que ahora ocupa la Suprema Corte de Justicia; ese canal se llamaba la Acequia Real y hoy es la calle Corregidora.
Acequia Real, S. XIX
Fotografía de Charles B. White, captada en 1920. Pueblo de Iztacalco, pocos años antes de la desaparición del canal.
Durante un poco más de la primera mitad del siglo pasado las acciones a nombre del “desarrollo” irrumpieron con el entubamiento y desecación de los canales, algunos poco a poco y otros de un sablazo,
Así pues, las ciudades (tal como las personas) van marcando sus destinos con decisiones atinadas o desafortunadas, buenas o malas, eso depende de criterios y percepciones… Pero, ¿por qué no pensar, bajo un poco de espíritu idealista, que en un futuro esos canales puedan recuperarse y volver formar parte de un sistema ecológico ahora desaparecido? A pesar de que en los años ochenta hubo un intento pobre de recuperar la memoria de los canales con intervenciones urbanas, definitivamente sería interesante retomar -esta vez más en serio, a fondo y de manera sustentable- el tema. Seúl lo hizo hace más de diez años recuperando su río Cheonggyecheon, el cual estuvo entubado durante varias décadas y le pasaba una carretera encima, ¿por qué no en la CDMX?
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