La Bienal de Venecia es un referente ineludible de la escena artística en el mundo, o al menos de la más reconocida por los grandes árbitros del arte; y en este sentido este evento es uno de esos innegables árbitros. México formó parte oficial de este evento en 2007, cuando se oficializó su pabellón, pero su presencia se remonta la década de los 50´s en la cual se presentaron Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y Rufino Tamayo. En 1986 estuvo Leonora Carrington, Gabriel Orozco en 1993, y Paula Santiago en 1999.
Desde 2007 han presentado sus obras artistas como Rafael Lozano-Hemmer, Teresa Margolles, Melanie Smith, Ariel Guzik, Tania Candiani y Luis Felipe Ortega. Y este año, en su edición 57, desde el 13 de mayo al 22 de noviembre, Carlos Amorales representa a México con una obra que juega con el lenguaje llamada La vida en los Pliegues:
Se llama así, por que es el título de un libro de un poeta y pintor francés, Henri Michaux, un estudioso de las caligrafías del mundo, que con distintas letras hacía poemas ilegibles, y de él parte la gran figura de este tipo de arte, que está entre la pintura y la poesía.(…) y me gustaba como sonaba esta frase, porque por un lado es muy abstracta, pero a la vez parece muy concreta.
La pieza a grandes rasgos
Está compuesta por 3 instalaciones:
Un alfabeto creado por él mismo; cada letra es un silbato (son 700 ocarinas de cerámica, con letras en mayúsculas y en minúsculas).
Una partitura donde puede leerse, por medio de una canción, una historia (tocada por músicos en vivo durante la apertura).
Un cortometraje que culmina con una historia de una familia linchada (un fenómeno atemporal, y que hoy es la manifestación epítome de la ausencia del Estado); en este confluye todo el sentido de la obra. El sonido del cortometraje, incluyendo los diálogos, surgen de los sonidos del abecedario-silbato. Uniendo cada sonido, entonces se narra la historia oralmente, a la par de las imágenes.
En el entramado de la obra hay una pintura, las piezas-flautas del abecedario, que finalmente hacen como una escultura, manejo de títeres, y cine.
El significado
Se trata de crear con el lenguaje; al tocar la canción, en realidad se está contando una historia. Si bien la música es como el lenguaje de las emociones (cada nota es un tipo de emoción a fin de cuentas), la canción de Amorales es una historia qué descifrar con cada nota, cada nota una letra, de este modo es un lenguaje de la música menos abstracto, aunque, continúa siendo hermosamente abstracto.
Finalmente el cortometraje nos regala la otra parte de la historia. Toda la parte musical, e incluso los diálogos, provienen de sonidos de los silbatos, así, cada sonido de este corto, es en sí una narración.