Hay quienes aman el cine mexicano contemporáneo y hay quienes simplemente lo detestan. Nuestro cine nacional suele provocar esa molesta sensación de "sentimientos encontrados". Pero, en realidad, la producción cinematográfica en México es vasta. Entre las grandes producciones — que son consumidas vorazmente, porque llevan la estructura de la clásica telenovela a sus límites dramáticos y humorísticos — y los múltiples ejemplos de "cine de arte" — más preocupado por serle fiel al producto, sin pensar tanto en su popularidad — hay suficiente cine para todos los mexicanos y de todos los gustos.
Según el IMCINE, en 2016 se produjeron 162 películas y la asistencia para ver cine nacional aumentó 74% con respecto a 2015. Y, aunque la película más popular fue una comedia romántica muy al estilo "chick flick" estadounidense, con aproximadamente 5.9 millones de espectadores (que es muchísimo), 10 películas mexicanas de 2016 consiguieron tener a más de 700 mil espectadores. No es poco: en 2015 fueron sólo dos películas las más populares. La producción de 2016 ha crecido y el cine mexicano está haciéndose de un público cautivo. Esto también permite que los estándares y las formas de hacer cine se abran a nuevas posibilidades. Los creadores de cine mexicano son arriesgados y hasta las propuestas más convencionales, nos sorprenden al tocar temáticas sobre las que apenas estamos reflexionando o que estamos dejando ocurrir, pero sólo por debajo del agua.
Te presentamos algunos ejemplos que no te puedes perder y, además, puedes disfrutar en Netflix:
Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando (Caro, 2015)
Esta película es un ejemplo interesante. Mientras que el elenco está conformado por actores bastante conocidos — entre ellos, Luis Gerardo Méndez— , la trama no es la de una película comercial. Las actuaciones son muy convincentes y hay un giro narrativo definitivamente inesperado. Pero no es una película simplemente entretenida, es un retrato que explora profundamente a la personaje principal, haciéndose cuestionamientos sobre la figura del "ama de casa" mexicana de clase media. Hay mucho cuidado al detalle y los clichés mexicanos, provocan nostalgia y compasión, porque están muy bien posicionados.
Te prometo anarquía (Hernández, 2015)
Hay que verla porque es muy contemporánea. Habla de una juventud mexicana que no es representada por el cine comercial. Habla de sexualidad. Tiene un gran soundtrack. La fotografía es muy valiosa. Presenta escenarios que reconocemos, pero de una forma que procuramos no mirar. El diálogo no peca de falsedad, como pasa a veces en el cine nacional; todo lo contrario. Es una película honesta, radical y muy fresca.
La delgada línea amarilla (R. García, 2016)
Con actores muy populares como Damián Alcázar y Joaquín Cosío, gira en torno a personajes muy singulares: los hombres que se encargan de pintar las líneas guía en las carreteras de la provincia mexicana. La película nos lleva por terrenos áridos y calurosos que, definitivamente, muchos no conocemos desde esta perspectiva y nos sitúa en la compleja vida pasada que cada uno de los personajes va arrastrando por el camino. Una película que habla sobre relaciones humanas y amistad, de una forma ligera, sin ser demasiado metafórica, lo que podría complacer a una gama amplia de espectadores.
Bellas de noche (Cuevas, 2016)
Primero, este documental tiene 100% en el índice de calidad de Rotten Tomatoes, sitio web que recopila las críticas que se le hacen a un filme y las califica con respecto a eso. Esto es un muy buen indicador. Además, retrata las vidas de bailarinas de cabaret mexicanas de los años 70 y 80; un tema poco convencional, inscrito en los intrigantes rincones de la vida nocturna del México de la época.
Güeros (Ruizpalacios, 2014)
Sin duda, podría ser considerada una de las mejores películas mexicanas de todos los tiempos. La delicada trama, que se teje entre lo humorístico y la crítica social, llevan al espectador a explorar los confines de la Ciudad de México, retratando trazas de su historia contemporánea. El filme en blanco y negro hace un agudo comentario sobre la educación mexicana, los problemas de discriminación racial y los movimientos sociales, que, aunque se originaron hace ya varias décadas, resuenan con mucha fuerza en la actualidad.
Consumamos cine mexicano contemporáneo, porque el cine es un medio que nos invita a ver el mundo con la mirada de personajes que, en realidad, están muy lejos de nosotros mismos y nos hace sentir empatía por aquel que desconocemos. Sean de arte o no, hay propuestas valiosísimas que te llevarán a visitar insospechados planos de la mexicanidad sin salir de casa.
*Imagen: fotografía tomada de Güeros (Ruizpalacios, 2014)