Poco se ha hablado sobre el origen de esta etnia indígena radicada en las montañas de Sonora y el Noroeste de Chihuahua. Los indígenas ópatas (que significa “gente hostil” o “enemigos”, en la llamada lengua prima de Sonora), son un linaje indio a punto de desaparecer.
A pesar de que figuran como uno de los principales linajes de Aridoamérica –junto a etnias como los tarahumaras, los yaquis y seris– su historia es casi fantasmal, pues tan solo a finales del siglo pasado se contabilizaron oficialmente a unos 5000 miembros de su cultura y hoy se sabe que es casi nulo el número de ópatas que todavía hablan sus dialectos originales –entre ellos el eudeves, los jovas y los ópatas propiamente, que además se encontraban catalogados en tegüis, tegüimas y cogüinanchis, sahuaripas, hímeros, y guasabas– que hoy hablan español.
Los ópatas ocupaban gran parte del territorio sonorense, en lo que es el centro y el oriente del estado. Si bien su alimentación se encontraba basada en la agricultura y la caza con arco, este linaje no se concentró en emprender extensos viajes en busca de comida, com así lo hicieron los yaquis. Tampoco figuraron notoriamente en las artesanías auténticas.
A la llegada de la expansión española, fueron la única tribu que estableció nexos directos con los europeos, mismos que habrían considerado a estos indios como fieles cristianos y guerreros admirables, ya que que aprovecharon importantes ventajas con los conquistadores para lograr autonomía y respeto a sus tradiciones culturales y políticas, bajo una estrategia militar poco usual en otras tribus indígenas. A pesar de su notoría militancia, los indígenas ópatas casi han desaparecido por completo en la actualidad.
¿A dónde se fueron? ¿Cuáles fueron las razones de su hoy fantasmagórica presencia? Al respecto el antropólogo David A. Yerman, nos dice que entre epidemias, alianzas duraderas con los españoles y división de su tribu por ausencia de hombres en su pueblo, lenguas y territorios siempre distintos y una cultura poco estable, los ópatas se diluyeron. Sin embargo también nos advierte de una manera poética que “los ópatas siguen ahí. Todavía están entre nosotros, ocultos. Están por todas partes”, tal vez en una especie de espíritu en guerra constante que hoy se acentúa, curiosamente y con mayor énfasis, en el norte de México y con la llamada guerra del narcotráfico.
*Imagen: 2) mcdowellsonoran.org