La historia de la migración es en sí la historia del hombre. Recordemos que, como especia, salimos de África y fuimos poblando el mundo. La conformación de las naciones fue resultado de este masivo y permanente movimiento, y durante proceso es que fueron conformándose diversas identidades culturales que hoy nos distinguen, pero a la vez nos enriquecen mutuamente.
Lo curioso es que las tierras que hoy son expulsoras de migrantes, quizá en algún momento fueron destinatarias de los mismos: cambian los tiempos y con ellos las direcciones migratorias. Hoy que está tan en boga el rechazo al fenómeno migratorio, agudizado por diversos sucesos geopolíticos personajes como el brixton o nefastos discursos como el que protagoniza Donald Trump. Y respecto a este último, sería pertinente recordar que la vida da muchas vueltas y su mismo país colmó de inmigrantes la frontera de México. Este capítulo, que hoy pareciera un tanto paradójico, fue recién retomado por Jstor Daily.
Allá por 1829, México había abolido la esclavitud y los migrantes estadounidenses se aferraban a mantener sus esclavos afroamericanos en tierras mexicanas. Los mexicanos recién habían obtenido su independencia y en los estados del norte, sobre todo en Texas, llegaban cada vez más inmigrantes norteamericanos con costumbres distintas (como su religión protestante), caracterizados por una pobre educación, por hablar otra lengua, y cuya agenda respondía a la instalación de sus esclavos en tierras mexicanas.
El gobierno mexicano, entonces, buscó en un intento de paz que estas migraciones estuvieran integradas por norteamericanos más afines a los mexicanos y un caso así podría ser el de los irlandeses católicos. Sin embargo para 1820 habían hasta 4 mil estadounidenses en Texas y en la siguiente década el número se multiplicó cinco veces más.
Los “gringos”que llegaron a Texas no solo fueron tomando el territorio aún cuando las leyes mexicanas les habían permitido su estancia, con el tiempo buscaron su independencia y para la mitad de 1800 México había perdido la mitad de su tierra.
Este capítulo memora cómo la historia ha estado formada por migraciones. Quizá la diferencia en este fenómeno histórico sea la actitud de este flujo de personas en las tierras que los acogen. Y en el caso de Texas, los migrantes bienvenidos terminarían por apropiarse de ese territorio, algo que, por cierto, los mexicanos que van a EUA jamás han mostrado intención de consumar.
*Imagen: mapa del territorio mexicano de 1835