Un mexicano interactúa mucho con otros mexicanos inevitablemente, no solo por la circunstancias, también por su carácter. La experiencia en las calles es una en la que la conversación puede nacer en cualquier momento; los mexicanos tienen mucho de espontáneos y existe una cierta confianza entendida que, quizá, hace que los unos se encuentren más cerca de los otros.
Esta misma cercanía de carácter es manifiesta en muchísimas y diversas maneras, una de ellas es en el modo en que el mexicano interactúa con algo que llama la atención en el espacio público. Y en este sentido, una mujer extremadamente guapa es un caso digno de estudio respecto a las múltiples reacciones del "público".
Si bien el acoso y la intromisión figuran una línea delgada (que hay que cuidar) entre el reconocimiento de la belleza, es también una realidad que una mujer extraordinariamente guapa siempre será un foco en la calle… Sobre este tema, el fotoperiodista mexicano Nacho López fraguó una serie en 1953 llamada "Cuando una mujer guapa parte plaza por Madero".
Este fotógrafo centró su atención (a diferencia de los fotógrafos de su época) en las personas comunes de las calles, sobre todo de la Ciudad de México. Fue el primer fotógrafo mexicano en consagrarse también a una veta más conceptual al ser pionero en crear series fotográficas con temas específicos, “foto ensayos” como él les llamaba.
En una ocasión paseó un maniquí por numerosos sitios de la ciudad de México, y uno de estos experimentos enfocados sobre todo en las reacciones de las personas (de ahí también su talante quizá antropológico) es "Cuando una mujer guapa parte plaza por Madero": una modelo contratada pasea hermosa, voluptuosa, elegante, y digna, por las calles del centro histórico…
Acá el resultado.