El orgullo mexicano se desbordó inmensamente cuando Daniela Soto-Innes fue nombrada la mejor chef del mundo (femenil) por World’s 50 Best, prestigiosa lista que se construye con base en la opinión de grandes expertos gastronómicos, chefs y críticos de comida alrededor del mundo.
Y no es para menos: en muchos sentidos es un triunfo para todos que esta chica mexico-americana esté conquistando al mundo con su ingeniosa cocina y complejas reinvenciones de nuestra gastronomía nacional. Pero, detrás de sus sabores, hay una forma de vida que deberíamos aprenderle. Te compartimos algunas preciosas lecciones que, incidentalmente, nos dejó esta increíble chef.
1: Ser joven no es un obstáculo; todo lo contrario
Daniela Soto-Innes tiene 28 años y ya es reconocida como la mejor chef mujer del mundo, probando que, aunque ser joven sí puede ser sinónimo de inexperiencia, no tiene por qué ser un obstáculo. Daniela, de hecho, abrió junto a Enrique Olvera el restaurante Cosme cuando solo tenía 24 años. Su energía es de absoluta determinación y eso es lo que ser joven debería significar.
“He aprendido a no hacer del trabajo mi vida y a disfrutar realmente el hecho de ser tan joven y a abrazar eso” dijo Daniela a Laura Price.
2: Honra las narraciones detrás de tu identidad
La identidad es flexible y también es fragmentaria. Eso quiere decir que siempre se está reformulando y, de alguna manera también expandiendo. Por otro lado, hay narraciones más o menos claras que permiten construirla. Sin duda la gastronomía es una que, por cierto, en México es especialmente representativa.
Es urgente que aprendamos a aprovechar esa fuerza que viene de las narraciones que nos forman, así como Daniela Soto-Innes, que todos los días le escribe un poema a la cultura mexicana con su trabajo, aunque desde los 12 años vive en Estados Unidos y, por supuesto, ha hecho de nuestro vecino del norte su casa.
3: Rompe los estereotipos, especialmente los malos
No solo de género, no solo los de nacionalidad: rompe todos los estereotipos posibles, especialmente si están cerrando posibilidades creativas. Daniela, por ejemplo, es conocida por no ser la clásica "chef" que mantiene la cocina en un ambiente silencioso o tenso y tampoco trabaja con "los mejores", sino con los que más se rifan.
En su cocina se baila, se canta, se escucha música todo el día; la gente ríe, la pasan bien, disfrutan su trabajo, se tratan bien unos a otros, rompiendo el cliché de que ir a trabajar es horrible y que los jefes son malvados. Además, las personas que emplea no necesariamente están formadas en la clásica escuela, pero aman la cocina y aprenden todo lo que pueden de los demás.
“Tienes que tratar a cada persona como un individuo, no como una máquina,” dijo para el blog de World’s 50 Best, "Es importante que las personas con diferentes personalidades sigan el mismo camino para que funcione un restaurante, pero eso no significa que tenga que cambiar la forma en que piensan en general… Abrazamos a cada persona como suya, pero también abrazamos a Cosme como una cosa que reúne mucha gente diferente”
4: Busca ser feliz, haciendo felices a los otros
"Tienes que estar feliz mientras haces mole o tamales, si no, no saldrán bien."
Es una creencia popular que no hay que cocinar enojado y, en realidad significa algo muy profundo. Cocinar es un acto de cariño y para Daniela eso se extiende a cada detalle. Desde tratar increíble a su equipo y procurar su bienestar, hasta disfrutar enormemente el acto de cocinar.
Como explica a Laura Price para el blog de World’s 50 Best, todas las mañanas en Cosme comienzan con una sesión ligera de estiramientos y hasta ejercicios como sentadillas para "entrar en calor". Sin duda eso cambia la perspectiva completa del día de trabajo. Ser feliz, como ella lo está siendo, implica cuidar también de los otros y hacerlo en serio.
“Cuando estás cocinando en un restaurante que tiene un gran volumen pero que también te pide mucho, a veces es muy estresante. Pero lo que lo hace funcionar es a las personas que vienen con una sonrisa después de trabajar de 10 a 12 horas al día, sin parar. Verlos bailar y cantar desde lo más alto de sus pulmones, estoy más orgullosa de haber hecho que la vida de alguien sea tan feliz mientras hacen su trabajo…”
*Fuente: todas las citas fueron tomadas de "Cosme’s Daniela Soto-Innes on corn husk meringues, immigrant culture and dancing in the kitchen" por Laura Price para el blog de World’s 50 best.