K’inich Janaab’ Pakal o Pakal "el Grande" fue uno de los gobernantes mayas más queridos; gobernó desde el año 615 hasta el 683. Palenque había sufrido un periodo de adversidad y durante el mandato de Pakal, la zona vivió un periodo de prosperidad. Entre sus logros están el haber propiciado la arquitectura de la ciudad, iniciar los registros gerogíficos de su dinastía, y luego de una campaña bélica en el año 659, haber consolidado a Palenque como una de las ciudades más importantes de la zona.
Debajo del conocido como Templo de las Inscripciones, en Palenque, yace la tumba de Pakal, y en estos días ha sido descubierta por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia una compleja red hidráulica cuyo propósito pareciera emular el camino que conduciría al gobernante hacia las aguas del inframundo.
"Los antiguos palencanos debieron diseñar tal sistema hidráulico para recrear metafóricamente el camino que condujera a K´nich Janaab´Pakal a las aguas del inframundo". Declaró en rueda de prensa el arqueólogo Arnoldo González Cruz.
Se cree que este sistema hidráulico fue construido en el siglo VII, incluso antes de la edificación de la Gran Pirámide. Edificado sobre la roca madre, perfectamente planeado como advierte González Cruz, el conducto mide aproximadamente 17 metros. Dice el comunicado del INAH:
El sistema hidráulico tiene dirección norte-sur, lo que permite drenar el Templo de las Inscripciones, a 2. 70 m de profundidad, hacia la plaza que está frente a él, en sentido noroeste. Al sur, bajo el edificio, el canal principal sigue una línea recta que se ensancha hasta llegar a nueve metros, y forma una especie de vertedero, de 80 x 90 x 60 cm.
La hipótesis más sólida es aquella relacionada con la existencia de un manantial sobre el que fue construido la tumba de Pakal II y cuyas aguas fueron canalizadas por esa vía. Dicha teoría se sustenta tanto en los datos arqueológicos, como en las menciones en la epigrafía e iconografía maya sobre Palenque y otros sitios donde el entierro de personajes se asoció a la presencia de cuerpos de agua.
Esta construcción explicaría la inscripción en un par de orejeras halladas en el ajuar de Pakal que narran que el gobernante, para ser recibido por el dios del inframundo, debía sumergirse en las aguas del dios Chaac, la deidad acuática de los mayas.