La muerte es tan natural como la vida y ha estado presente, arquetípicamente, en todas las culturas. La diferencia entre las distintas sociedades, en este sentido, es el tipo de relación que guardan con ella.
En algunas sociedades, la occidental, por ejemplo, la relación con la muerte es casi omisa, no se habla de ella, y cuando llega el momento, se recibe con dolor. México, conocido por su particular relación con la muerte, y que es motivo de ironía en esta tierra, tiene una antigua tradición de vinculación con ella.
En el Panteón Mexica, Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, fueron el dios y diosa de la muerte. Para los mayas, Yum-Kimil, Hun Ahau ( Kizin) es el dios y rey del inframundo, y es representado como un esqueleto o cadáver con un rostro de jaguar (o búho) adornado con campanas; también conocido como El Apestoso.
Entre la veneración, el natural miedo, la adoración, y la fiesta, estos dioses fueron la materialización de la cultura de la muerte en México. Con la llegada de los españoles este culto pareció desaparecer, aunque en los últimos años, sobre todo luego de que en 2011 se inaugurara su primer santuario en el barrio de Tepito, su culto ha sumado hasta 12 millones de personas, según datos de Andrew Chesnut en su libro autor del libro Devoted to Death.
Cada año en Tepito se reza el Rosario Anual de la Santa Muerte. La siguiente pieza es resultado de las grabaciones hechas por el artista mexicano Miguel Mesa con el fin de documentar el culto de la Santa Muerte. Finalmente Mauricio Valdés transformó las grabaciones originales como expansión de la residencia"Agüero +Arenero", realizada por ambos en Casa Vecina durante el otoño de 2015, para Radio Cona de Eslovenia, como parte del programa "Artistas Sonoros de Eslovenia. Este es el resultado: