Cuando una congregación de personas se hace masiva, y los ojos, atención, y mucha energía del mundo está puesta en un solo sitio, las posibilidades de influencia son enormes. Por ello incluir un espacio donde se muestre la cultura mexicana en un evento con las anteriores cualidades es valioso.
Con una historia milenaria, la cultura mexicana parece infinita, en principio porque desvelar la significación de las culturas ancestrales es un trabajo inacabado y siempre sorpresivo. También, cada día, pues se suman nuevas manifestaciones de un híbrido que no termina de influenciarse por la globalización, y tampoco deja de ser único.
Durante la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Río 2016, en Brasil, la Casa do Mèxico estará instalada en el Museo Histórico Nacional de Río de Janeiro. Desde el 2 de agosto en este lugar estarán exhibidas tres exposiciones: La Magia del la Sonrisa en el Golfo de México, la cual lleva figuras de arcilla de arte prehispánico de esta zona geográfica cuya primordial cualidad es la de la sonrisa mostrada en las figuras (distintos tipos de sonrisas). Por su parte, Frida y yo es una exposición infantil que crea toda una experiencia para que los niños perciban cómo era la vida de Frida, que sufrió tanto dolor anímico y físico, y el porqué entonces la pintura era su terapia. Como ejemplo, en el recorrido los niños se acuestan en una cama y con la ayuda de un espejo en el techo dibujan su autorretrato. Esta exposición había sido exhibida y fue todo un éxito en el Centro Pompidou de París, Francia.
Por último la exposición América Latina Juegos Olímpicos: México 68-Río 2016 presenta decenas de objetos icónicos de la primera celebración olímpica celebrada en América Latina. Este espacio físico dedicado a México es un lugar desde el que se promueve la cultura mexicana en un contexto donde la atención apunta hacia el deporte, pero también a la diversidad intercultural.