Don Braulio cayó por la pendiente obteniendo como resultado una cortadura en la pantorrilla que le sangró abundantemente. Y sin embargo, tuvo mejor suerte que Joaquín, quien resbaló cuesta abajo entre las rocas y terminó con dos costillas rotas… Estas escenas; raspones, golpes y eventualmente uno que otro hueso fracturado son el típico resultado de las celebraciones de la Santa Cruz que se realizan en la comunidad de Santa Cruz Xochitepec, en la delegación Xochimilco, al sur de la Ciudad de México.
¿Qué sucede en esta celebración que da como resultado escenas dignas de una sala de urgencias? En el extremo poniente de esta comunidad se encuentra el cerro de Xochitepec (Cerro de las flores) y en él, año con año, se lleva a cabo la celebración de la Santa Cruz durante la cual, una cruz monumental, realizada en madera de encino, con ocho metros de altura y una tonelada de peso, es transportada sobre las hombros de cerca de cincuenta hombres a través del agreste terreno del bosque.
Es en estas condiciones; a veces bajo lluvia torrencial o en la semi oscuridad de la noche, que estos hombres se desplazan por una larga pendiente que en ciertos puntos llega a alcanzar cuarenta y cinco grados de inclinación.
Este auténtico vía crucis es físico y espiritual. Cuando el músculo se agota por el esfuerzo realizado, entra la fe a dar lo necesario para completar el trabajo: “es nuestro deber” señala Agustín; uno de los hombres que carga a la cruz, “la Santa Cruz nos protege. Así es como le pagamos”.
Contemplar este auténtico torrente humano que se desliza por las laderas de la montaña con su pesada carga a cuestas, inevitablemente trae a la mente las notables construcciones de la antigüedad, en donde grandes volúmenes de materiales tales como rocas y troncos eran transportados por cientos de hombres para la edificación de monumentos y edificios, utilizando tan solo rudimentarias cuerdas y poco sofisticados sistemas de palancas y poleas… Así, en Xochitepec, la pesada faena se realiza de la siguiente manera: los hombres más robustos soportarán el peso de la cruz directamente y a fuerza de brazos y piernas. Lo que les motiva es la fe… Pero lo que les da energía son las rodajas de naranjas frescas que son repartidas entre ellos en cada descanso, junto con el agua y los tragos de refresco con tequila. Todo esto en medio de cantos religiosos, vítores, porras y canciones de mariachis.
Por otra parte, los hombres más delgados, los adolescentes e incluso algunos niños, participan en la tarea tirando de la cruz con cuerdas, ya sea para ayudar a soportar el peso o para guiar !cual timoneles¡ a la cruz que “flota” sobre el torrente de espaldas hasta llegar a su destino: la iglesia de la comunidad.
Así, las celebraciones de la Santa Cruz continuarán en el poblado durante varios días con la participación de todos los habitantes; sin embargo, en lo que se refiere al acarreo de Cruz, esta es una tarea que por tradición (y quizá derivada del propio esfuerzo físico que requiere) es realizada exclusivamente por hombres.
En otros pueblos de Xochimilco se realizan celebraciones semejantes y en algunas de esas comunidades se transportan cruces de dimensiones mucho más modestas que son acarreadas por mujeres a través de terrenos más accesibles y en distancias mucho mas cortas… Pero en Xochitepec, por lo menos en lo que al transporte de la Cruz se refiere, esta celebración es exclusivamente “cosa de hombres”.