Pasaron ya más de 100 años de cuando en México se gestó un movimiento que se esparció a todas las artes, incluyendo a la arquitectura, en el que se revaloraron los principios prehispánicos y sus aristas más admirables. Luego de la segunda mitad del siglo XX esta tendencia decayó, y aunque nos hallamos en un mundo globalizado, donde es importante aprovechar las bondades del conocimiento generado por las diversas culturas, en ocasiones volver a mirar hacia adentro puede ser muy útil.
Un caso así le ha valido a la mexicana Gabriela Carrillo el máximo reconocimiento internacional de arquitectura para las mujeres, el Premio Internacional Mujeres en la Arquitectura. Carrillo consiguió este galardón luego de que en su propia firma Taller Mauricio Rocha-Gabriela Carrillo, imaginaran un proyecto que devuelve la dignidad a las salas de los juicios en México.
Como sabemos, en este país el sistema de justicia es uno de los más retrasados, y paradójicamente más injustos. En 2008, sin embargo, se aprobó una ley que incluye los juicios orales y que se ha ido implementado paulatinamente, con un gran reto por delante por mejorar este crucial eslabón. Este cambio transformará no solo el que los juicios serán grabados, que los acusados tendrán más atención personalizada, etc., también mejorará las condiciones psicológicas tanto de los acusados como de las víctimas, ya que se contempla el uso de espacios mucho más adecuados, menos administrativos.
El proyecto con el que Carrillo alcanzó el reconocimiento anteriormente dicho, es un espacio dedicado especialmente a los juicios orales. Además de su arrobadora arquitectura, circular, hecha con piedra de la región, excelentes detalles en madera como muros, o su inteligente uso de la luz al interior de los espacios, el diseño está inspirado en una de las casas prehispánicas de la región, específicamente del pueblo purépecha Angahuan: Las Trojes, casas hechas con madera (propia de la zona) y que, además, guardan un compartimiento (tipo tapanco), para proteger el maíz.
Para México Desconocido:
Las trojes se forman de gruesos tablones hábilmente unidos por poderosos tacos de madera, sin usar clavos. Sus techos son de caballete, cuyos volados forman amplios portales. La planta generalmente es cuadrada y los alzados sólo tienen una puerta y en ocasiones una ventana.
Con este tipo de disposición de los espacios Carrillo imaginó esta sede, que también podría asemejar al centro ceremonial de Tzin Tzun Tzan, donde en algún punto todos los espacios ofrecen vistas panorámicas, de modo que, aunque se siente como un lugar resguardado, también se percibe como uno con oxígeno, libre (fue fundamental el uso de cristal en todos ellos y de muros con orificios, para proveer de esta posibilidad).
Este proyecto, además de presumir originalidad, devuelve a la arquitectura su rol metafórico: la arquitectura como creadora y comunicadora de mensajes, como un vehículo para crear más humanidad.
Imágenes: 1,3,4,5,6, 7 y 8) Onnis Luque; 2)bmwparicutin.com