Todos somos indígenas de algún lado. Todos pertenecemos a un sitio. Aunque solo algunos cuantos pueden presumir una relación intensa y constante con la historia de su tierra; una que han heredado directamente de sus ancestros. Solo algunos tienen claro el origen de sus tradiciones.
Sí, cada vez somos más los "mestizos", los que nacimos de la remezcla y que podemos ligarnos con múltiples culturas; lo que somos más propensos a la globalización. Y a las personas que llamamos indígenas, lo hacemos reconociendo que son guardianes de lenguas, narraciones, saberes prácticos y cosmogonías que, sin ellos, desaparecerían.
Y estos grupos, que en México felizmente abundan, han resistido por más de 500 años el golpe constante de distintos procesos globalizantes —como la Conquista, en aquel entonces, y ahora los gobiernos y sistemas económicos que nos unifican, en lugar de proteger nuestra diversidad.
¿Y cómo la hacen? no es fácil. A su favor tienen intensos vínculos comunitarios; una relación de comprensión sensible con su entorno; y una causa vital: la de mantener a su pueblo vivo, bajo sus propios términos. Esto, por supuesto, debería ser un derecho inherente a la vida de cualquier humano; pero no lo es.
Las costumbres son, posiblemente, la otra clave. Las creencias cohesionan a los pueblos indígenas y, al mismo tiempo, todos los mexicanos (mestizos y demás remezclas) encontramos en ellas fuerza para sostener nuestra compleja identidad; a pesar de todo.
Pero son muchos los procesos culturales y políticos que han apagado algunos idiomas indígenas de México, que desplazan a los pueblos de sus tierras y que ponen en riesgo esta complejidad que nos hace al mismo tiempo extremadamente flexibles y resistentes.
En "La resistencia de los vencidos", un trabajo documental (aún en proceso) publicado en 2019 por Luis Calvillo podemos adentrarnos a estas formas de resistir. Las voces que se pueden oír son vitales: hablan igual desde el enojo, que de la esperanza —porque definitivamente estas dos energías se complementan— y lo hacen con potencia.
*Imágenes: David Alan Harvey