Es cierto: este género no forma parte de nuestro repertorio de música tradicional. Pero eso no nos detiene. México es un país muy activo en la escena contemporánea del jazz . Y aunque se suele pensar que el jazz es poco apreciado en nuestro país, el creciente número de festivales, clubs y visitas de músicos extranjeros, indican lo contrario. El gusto y la conexión con el jazz no corresponde tampoco a una clase social determinada y es que, de alguna manera en los gestos técnicos de este género, podemos encontrar rasgos que reconocemos como parte de nuestra forma cultural de ser, ejecutados en la forma de sonidos y palpitaciones.
El jazz, la música migrante
El jazz nació en Estados Unidos cuando, a principios del siglo XX, locales, migrantes y descendientes de esclavos se encontraron compartiendo la vida cotidiana en la caótica y colorida Nueva Orleans. Además de intercambiar tradiciones, sabores, idiomas, conjugaron los variados ritmos y sonidos de la música de sus antepasados en una de las mayores expresiones de diversidad cultural de la historia: el jazz.
La apertura a otros géneros y formas de composición es inherente al jazz. En este sentido, las producciones de este tipo de música son tan distintas unas de otras que es difícil, a veces, concebirlas bajo una misma categoría. Otra de sus características centrales es la improvisación. Generalmente una pieza de jazz permite que sus ejecutantes tomen decisiones sobre la marcha, que experimenten con la estructura y la corrompan, modifiquen o enfaticen. Así, cada vez que una pieza es tocada, suena completamente distinto, pues en ella se imprimen las intenciones y preferencias del músico que le está dando una vida completamente nueva.
México es jazz
Mientras que la historia de este género tiene poco desarrollo en nuestras tierras, si México fuera un género musical, sería jazz. El panorama múltiple de nuestra identidad está siendo entretejido por una multiculturalidad cambiante, sobre la que se improvisa constantemente y en donde el sonido y fraseo de cada sujeto resuena en el magnífico caos organizado que es nuestro país.
Hay que escuchar jazz, entonces, por sus cualidades experimentales, tal vez no parezca disfrutable para algunos, pero, por suerte, el género es tan amplio que, si buscas con constancia, encontrarás algo para ti.
Algunos grandes del jazz local
Antonio Sánchez
Uno de los más famosos jazzistas mexicanos en todo el mundo, no sólo porque ha colaborado con músicos muy relevantes como Pat Metheny y Chick Corea, o porque es responsable del brillante soundtrack de Birdman (González Iñárritu, 2014), también porque es un excelente baterista. La música que gira en torno a la batería, en realidad no es muy común, pero con composiciones como las de Antonio Sánchez, no hay forma de ignorar a este maravilloso instrumento que, como el mexicano nos demuestra, tiene una personalidad propia y posibilidades sonoras espectaculares.
SHO Trio
Debe ser por la hermosa voz de Sandra Cuevas, las preciosas palabras que pronuncia mientras canta y los bellos paisajes que pintan guitarra y batería simultáneamente, que la música de SHO Trío puede resultar disfrutable para cualquiera. El trío maravilla por la simpleza dulce de sus creaciones, que nos lleva a experimentar una visión muy fresca, accesible y contemporánea del jazz mexicano e internacional.
Mark Aanderud
Mark Aanderud es otro de los jugadores fuertes en el terreno internacional. Como pianista es impecable y sus composiciones, algunas cercanas al minimalismo del músico estadounidense Philip Glass, son innovadoras y muy agradables al oído. Aanderud juega con nuestras expectativas y combina motivos apacibles con vertiginosos segmentos de improvisación, ofreciendo como resultado algunas de las mejores piezas de jazz contemporáneo.
The Piano & Drums Project (Jorge Fernández y Javier Reséndiz)
Fernández y Reséndiz no se conforman con hacer jazz. Quieren destrozarlo. Más allá de la improvisación, a través de la incorporación de motivos propios del rock y la música clásica, durante largas sesiones de experimentación, The Piano & Drums Project articula un sonido que no se parece a nada y por ellos son reconocidos en la escena del jazz mundial. También hacen covers de canciones de rock populares, llevándolas a su límite compositivo.