Vincular música y literatura, siempre nos hará recordar proyectos como el de The Black Poets y su excepcional experimento en el que música, poesía y protesta a manera de rimas, inundaban las calles del Nueva York de los años 60’s. Un ejemplo de muchos que prueban que la música y la literatura embonan perfectamente en cualquier clase de género musical. Inclusive en aquellos lírico-musicales que con el tiempo hemos logrado destruir, como es el caso de los corridos mexicanos, que ya se les empieza a ubicar como narcocorridos.
Hoy en día es difícil no asimilar un corrido con el narcotráfico. Y aunque éste último forma parte, también, de las vivencias mexicanas actuales, generalizarle no deja de ser poco una injusticia para la antigüedad de los corridos tradicionales. Porque la letra de un corrido viejo tiene su profundidad, una que corresponde a los dolores, amores y nostalgias de la época –la pre y post revolucionaria– y no precisamente a cárteles, pistolas y dinero. Y aunque muchos afirmen que los corridos no son mexicanos, sino americanos (pues su origen data de los rincones de Texas) el tiempo, pero sobre todo la tradición, han permitido afirmar que en México nos hemos apropiado completamente de los corridos y su simbología popular, dotada de mexicanismos en cada uno de sus fragmentos.
Como se sabe, un corrido nos cuenta los hechos reales del pueblo –siempre contados con la verdad– bajo versos meramente narrativos. Pero, ¿qué pasaría si éstos, contaran hechos de la vida diaria bajo un perfil literario; embonándolas en narrativas clásicas como Romeo y Julieta o el Conde Dracula? Ciertamente seguirían siendo corridos, pero ya no narcocorridos. Libro Abierto (Hermosillo, Sonora) es el nombre del conjunto musical norteño que lo hace posible.
La idea surgió desde David Norzagaray –letrista y compositor del proyecto–; un dirigente del colectivo circense La bola de Ruido, quien luego de varios intentos malogrados por introducir algunas de sus propuestas artísticas a festivales de lectura, se le ocurrió presentar ésta, una propuesta en donde la letra de un corrido figura como una pieza de literatura clásica puesta en el contexto de la vida y la música norteña. Así pues, se les escucha interpretar el “Corrido de Don Quijote”, “Caperucita Roja”, “Romeo y Julieta” y hasta un tema peculiar en honor a Kafka: la “Cumbia de la Metamorfosis”.
Formado por Malik Peña (bajo), Ringo García (guitarra), Carlos Valenzuela (acordeón), Juan Pablo Maldonado (voz) y David Norzagaray (letrista), sus corridos literarios no solamente fascinan por su labor de promover cultura a través de buenas canciones tradicionales. Cada uno de sus temas engloba, entre líneas, realidades de la vida mexicana. Un ejemplo es su tema “Corrido de Jack el Destripador”, donde nos cuenta la historia del fantasma del destripador que acecha mujeres en el Norte –una preciosa lírica muy rítmica y muy consciente–, acaso menos probable de pronunciar por cualquier otro conjunto norteño de la región, a pesar de ser realmente un “hecho real del pueblo”.
Pero los narcocorridos siguen difundiéndose como los hechos reales del pueblo –y ciertamente tiene su mérito. Al respecto Norzagaray advierte que “últimamente está de moda el narcocorrido, el corrido de la violencia, el corrido buchón, el tirado, arremangado, pero eso no quiere decir que no esté dentro de la esencia musical. Hay quienes piensan que está mal pero lo que está mal es nuestra realidad”.
Aquí puedes escuchar fragmentos de sus discos o mejor aún, comprarlo y apoyar el proyecto.