La música puede funcionar como un vehículo para entender territorios, temporalidades y formas de vivir. Ello gracias a que, como bien se ha dicho, el sonido es un lenguaje universal, y combinado con una poderosa cultura resulta en un diverso engranaje de géneros musicales.
En México se tienen géneros musicales endémicos, pero también nos fascina adaptar los extranjeros y darle un toque de mexicanidad. Además, la música acompaña nuestros rituales, tradiciones, festejos y actividades cotidianas. El amor por la música en México es bastante notable, y pareciera que este país tiene un don para aquellos géneros que requieren de mucha disciplina, como es el caso de la música clásica.
Existe una larga lista de compositores mexicanos a la que, tramposamente, se le llama música clásica o música de tradición culta. Y es tramposo, porque el nombre está implicando que, o bien, sólo responde a los cánones de un estilo consolidado en Europa Occidental, entre 1500 y 1900; o, más grave aún, que sólo puede ser consumida o producida si se "es culto". Pero en su manifestación mexicana, la trampa se hace evidente. Primero que nada, estos compositores defienden su cultura a través de su ingenio musical, casi naturalmente. Luego, la música clásica hecha en México no duda en incorporar referencias a su tradición local, lo que enriquece enormemente a este estilo sonoro.
Definitivamente no necesitas ser un experto para disfrutar de la música clásica. Se trata de permitirle a este género la oportunidad de ser escuchado, y descubrir paisajes auditivos de la mexicanidad, detallados con maestría y haciendo uso de estructuras musicales complejas y cuidadosamente pensadas.
Algunos de nuestros compositores transformaron el panorama de manera tan radical que ahora son referentes globales. Los más brillantes compositores mexicanos de música clásica no son reproductores de un estilo cuadrático, son ingeniosos creadores, que se valen de una tradición para hacerla sonar como si fuera propia.
Julián Carrillo
Lo llaman el “desintegrador del átomo musical” porque descubrió que hay una infinidad de tonos, además de las 12 notas musicales conocidas. Sus disonantes piezas han probado la “falla matemática” que se encuentra en obras de música clásica universal, y las lleva al plano de su teoría musical para realizar sus propias versiones. Julián Carrillo incluso inventó algunos de los instrumentos musicales más raros, que le permitían tocar la música correctamente, es decir, con un universo de posibilidades.
Silvestre Revueltas
Se dice que, al igual que Diego Rivera y muchos otros artistas de su época, las causas de la Revolución Mexicana definieron el espíritu artístico de Silvestre Revueltas. Este compositor moderno, muy políticamente comprometido encontró la forma de conjugar elementos muy mexicanos, con una serie de complejas composiciones más cercanas a la música clásica. Dicho de otra forma, definió una nueva música para concierto, dotada de los más sofisticados mexicanismos de época. Vale la pena leer un poco de su historia personal y la de sus hermanos Fermín y José Revueltas, una familia de talentosos artistas e influyentes pensadores.
Manuel M. Ponce
El célebre pianista, no sólo fue un músico prodigioso, también un excelente compositor de dulces y melódicas piezas que no sólo expresan lo mexicano, también se han vuelto pilares nuestro imaginario musical.
Arturo Márquez
Como demuestra, a través de sus danzones, se ha dedicado a reimaginar la música tradicional mexicana, a través de los principios estéticos de la música clásica. Escucha en su Danzón no. 2 una cadencionsa, resquebrajada y potente escena que, ciertamente, sabe a México.
Carlos Chávez
Además de incorporar motivos musicales tradicionales mexicanos, compuso piezas (como la “Sinfonía india”), haciendo uso de instrumentos locales. Su obra pertenece a una serie de expresiones de nacionalismo moderno, que busca reivindicar las raíces prehispánicas.
Salvador Contreras
Junto a otros músicos relevantes, formó el Grupo de los Cuatro, una alianza en el mundo de la música clásica, que buscaba consolidar la expresión más mexicana del género. Por supuesto, hay que contextualizar esa versión de lo mexicano, pues puede no resonar en la contemporaneidad; sin embargo sus piezas son sumamente complejas, en algunos casos experimentales.
Rosa Guraieb
La oaxaqueña se dedicó toda la vida a la música, especialmente a la teoría musical. De su constante investigación en armonías, devienen sus piezas, que poco recuerdan a la música clásica más conocida. En su lugar, presentan una versión muy fresca del género, digna de ser explorada.
Blas Galindo
Otro miembro del Grupo de los Cuatro, dedicado a reivindicar lo mexicano dentro del género de la música clásica, utilizando motivos, ritmos y formas pertenecientes a su tradición y usando instrumentos de orígen indígena.
Javier Álvarez
Mezcló tradiciones, instrumentos electrónicos con acústicos y hasta nuevas tecnologías, para relatar en su sonoridad un México muy contemporáneo. Su pieza “Metro Chabacano” es un excelente ejemplo.
Enrico Chapela
El más contemporáneo de nuestra selección musical. Sus piezas son interpretadas en todo el mundo. “Íngesu” es uno de sus proyectos más interesantes. A través de los insrtumentos cuenta la reseña de un partido de fútbol (México contra Brasil 1999). Cada timbe es un personaje distinto. Las cuerdas, por ejemplo son la afición. Construyó la pieza en un proceso complejo de ensamblaje con ayuda de diferentes conjuntos musicales. Es una pieza divertida, pero no deja de exhibir muchísima destreza compositiva. Nada como apelar a un elemento muy popular, desde un género musical que se presume “de tradición culta”.
*Imágenes: 1) Silvestre Revueltas sosteniendo un violín, Chicago, 1920 / Biblioteca Digital Silvestre Revueltas; 2) Museo Manuel M. Ponce