Los mexicanos —todos los que habitamos esta tierra sin importar nuestras ascendencias— somos profundamente inventivos. Probablemente es la infinita diversidad, impresa en cada detalle de nuestro país, la que nos inspira a nunca dejar de innovar con cada cosa que se nos pone enfrente.
Nuestro "idioma oficial" no es la excepción. El español no es en absoluto nativo de esta tierra, pero los mexicanos hacemos con él lo que se nos da la chingada gana y, felizmente, así ha sido desde que lo adoptamos —bastante a fuerzas— hace unos 500 años. Por eso sí podemos decir que es nuestro: con enorme ingenio lo hemos traducido a nuestras necesidades cotidianas y lo combinamos a placer con influencias, incluso, de otros idiomas más locales, como el náhuatl y algunas variantes mayas, por ejemplo.
Los mexicanismos son una auténtica belleza
Nos recuerdan constantemente que esta lengua es nuestra. Además, muchos de ellos son tan polémicos que la RAE (Real Academia Española) no se anima a darles el visto bueno. Pero nos vale: los mexicanismos son una forma muy ingeniosa de afianzar nuestra independencia; de colarnos en la estructura de esta Real institución, a la que, en más de una forma, vale la pena desafiar.
14 mexicanismos que la RAE se niega a incluir en su diccionario
Y ojalá así se mantenga, porque los idiomas, las culturas, las personas, siempre se mueven mucho más rápido que las instituciones que los "validan", ampliando nuestras posibilidades de ser siempre nuevos, siempre revolucionarios.
- Ahumar: expresión que se usa cuando se construye evidencia videograbada de un servidor público recibiendo dinero en un acto de corrupción para exhibirlo.
- Aplaudido: viejo, antiguo, arrugado, usado, desgastado.
- Bomberazo: Tarea imprevista que debe resolverse con urgencia. En el periodismo, un artículo que debe entregarse rápidamente. En cualquier trabajo, la necesidad urgente de un jefe al que no se le puede decir que no.
- Bonche: Gran cantidad.
- Chambelán: es un arcaísmo. La RAE lo define como "Camarlengo, gentilhombre de cámara." En México se usa popularmente para nombrar a, como explica el diccionario del Colmex, un "joven que, en fiestas que se celebran para festejar a una quinceañera, hace con ella pareja para bailar el primer vals, y cada uno de los que forman las parejas de sus damas de honor." Y esa definición sí aplica para el presente.
- Cooperacha o coperacha: cooperación, aportación voluntaria, entre amigos, familiares y conocidos, imitando, tal vez, los principios del "tequio" y la "guelaguetza".
- Garigolear, garigol: Adornos exagerados, frecuentemente asociados al barroco, que pueden aparecer en distintas expresiones arquitectónicas, artísticas, de diseño, musicales. Hoy un genial ejemplo de "garigoleo" son estas intensas muestras de "arquitectura libre".
- Guácala: es una expresión usada para denotar asco o desprecio, especialmente repugnancia hacia un olor o alimento. En México hay otras expresiones similares como "fuchi" o una yucateca preciosa, corta y contundente: "fo".
- Huesear: agarrar cualquier chamba, aunque no se relacione con la propia carrera, para ganar dinero. Entre académicos suele ser un empleo mal pagado, como dar tutorías. Entre artistas, es agarrar chambas de la BBC "Bodas, bautizos y comuniones", tomando fotos, etc. Entre políticos y administradores públicos es "agarrar hueso", es decir, tener cualquier trabajo que ofrezcan los amigos o "palancas", para seguir en la nómina. No confundir con el trabajo el "huesero", que sí está en la RAE y significa: "Persona hábil en tratar dolencias de huesos y articulaciones."
- Jocho: Hotdog, "perro caliente", pan con salchicha… Es bastante claro.
- Locochón: atrevido, peculiar, aventado, brillante. Cuando es "demasiado locochón", simplemente es demasiado, hay que aceptarlo.
- Malacopa: en la antigua cosmogonía mexica, existían 400 dioses del pulque, encarnados por conejos. Al ingerir una bebida embriagante uno invoca a algunos de esos dioses: el conejo de la furia, el conejo de la valentía, el de la melancolia, por ejemplo."Malacopa" es el que invoca más conejos arriesgados, intensos, enojones, groseros o llorones. No seas malacopa.
- Quihubo o quihúbole: Saludo. Contracción de ¿qué hubo? Sirve para preguntar ¿qué tal? o ¿cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Cómo has estado? ¿Qué ha pasado?
- Vocho: Volkswagen sedán. Pronto, tristemente, un arcaismo.
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Fuentes:
"Chingados mexicanismos" de Héctor Manjarrez publicado en Letras Libres.