Los mejores trazos que hemos realizado son en conjunto.
xFamilia
Cuando el graffiti se piensa como práctica colectiva, revive los principios de uno de los movimientos más importantes en el arte mexicano: el muralismo.
Y es que, a veces, frente a sus manifestaciones contemporáneas, se nos olvida que el arte también posee una dimensión conciliadora y no sólo se trata de ser autorreferente o crítico (aunque ambos ejercicios son muy valiosos). En esta dimensión, el arte llama a lo colectivo, tratando de plantearse como un punto de encuentro para diversos agentes sociales y haciendo lo posible por reivindicar las identidades vivas del espacio que le sirve como lienzo.
El muralismo mexicano se estableció en este sentido. Esta corriente de principios del siglo XX fue consolidada por un grupo de artistas e intelectuales en la búsqueda de generar una nueva identidad nacional. En ella tenía que ser posible hacer caber desde ideales revolucionarios, hasta una concepción muy profunda de los grupos indígenas. Estos últimos habían quedado fuera de los planteamientos de nación, como resultado del fuertísimo racismo que guió los procesos coloniales.
Por su lado, el graffiti en México, también tiene una carga densa de identidad. Esta expresión fue primero adoptada en Tijuana, como resultado de los constantes intercambios culturales con el otro lado de la frontera. Fueron los cholos los que empezaron a practicarlo, influenciados por muralistas chicanos. De ahí comenzó a transitar hacia el sur, hacia las grandes ciudades como Guadalajara y, por supuesto la Ciudad de México.
Con el tiempo se desarrolló muchísimo, no sólo como técnica, también como forma de vida y de construcción de grupos sociales. En el graffiti, las hermandades, las comunidades, las agrupaciones, las organizaciones y los llamados "crews" (tripulaciones) son muy importantes. Entre ellos hay competencias; hay definiciones territoriales; hay distinciones de estilos y tópicos; luchas y lealtad. Esta fuerza, esta necesidad de comunicar en conjunto puede ser aprovechada para incidir en la vida cotidiana de cada entorno.
En este sentido se mueve la acción de colectivos como xFamilia. Ellos se definen como "un esfuerzo por construir autonomía, desde la colectividad." Al centro de su hacer está el graffiti, manifestado en tremendos murales.
Los temas que plasman en las paredes son variados y, a veces sí pintan sólo por el gusto de hacerlo; sin embargo, están convencidos de que estas piezas de gran formato, que se construyen entre varios, pueden modificar formas de pensar. Su trabajo es autogestivo, esto quiere decir que no tienen patrocinadores privados, ni financiamiento público.
Les interesa lo político, la protesta, justicia social, identidad indígena y mexicana, cultura ambiental y educación. Es muy importante para ellos que su trabajo se desenvuelva con el permiso de la comunidad donde pintan, en lugares asignados para eso. Cada mural dice algo sobre el lugar donde se posiciona, habla de formas de vida y preocupaciones que la gente y, ahora también, las calles, le gritan a la exterioridad.
Ellos pintan en muchos sitios de México, no se limitan; pero su pieza más reciente ubicada en Tlatelolco, Ciudad de México, es uno de los más fantásticos ejemplos de lo que hacen. Decidieron pintar una de las fachadas de un edificio multifamiliar. Aunque el formato es vertical, nos quieren recordar con su pieza que en México la estructura social es diversa, es polisémica, no es líneal. Así dibujan una historia que, como los edificios mexicanos, está agrietada; haciendo de las identidades una remezcla y punto de reconexión.
Esta “plástica monumental”, que busca con su hacer reintegrar experiencias, formas de vida y perspectivas culturales, está reviviendo abriertamente las intenciones del muralismo mexicano del siglo pasado. Por un lado, porque está clarísimo que, otra vez, nos hace mucha falta reinventar la identidad mexicana y, por otro (tal vez insospechado incluso por estos artistas) porque este ser mexicano nunca nos va a quedar claro, pero sí nos exige hacer grandes cuestionamientos, tremendos y elocuentes como un magnífico graffiti.