Sobre todas las cosas, la llegada de los españoles a México significó una suerte de borrón y cuenta nueva en la historia humana. Durante este encuentro intenso, las posibilidades del mundo se abrieron infinitamente. Sin duda para todos los involucrados debió significar, por lo menos, una enorme sorpresa.
Los suculentos banquetes de Moctezuma
Por su parte, Hernán Cortés y el resto de los conquistadores quedaran fascinados con la infinita —y, al mismo tiempo, humilde— abundancia de esta tierra nueva; que, en ese entonces, encontró su máxima expresión en los inmensos banquetes del emperador Moctezuma.
El mismo Cortés escribió en su Segunda Carta de Relación que a Moctezuma se le servían trescientos o cuatrocientos platos, entre carnes, pescado, fruta y hierbas y que estos se mantenían calientes al ser posados sobre braseros.
El cronista fray Francisco de Aguilar, por su parte, detalla que al emperador se le servían ranas, ajolotes, tortillas (que encantaban a los conquistadores), ensalada de nopales, escamoles, salsas, elotes endulzados con miel y frutas como mamey, zapote, chirimoya, pitaya, capulines, tunas y una versión prehispánica de los tamales. Y con estas delicias recibió en su mesa el mexica a Cortés, cuando este llegó a Tenochtitlán el 8 de noviembre de 1519.
La mesa del emperador
Así —probablemente sin buscarlo— cuando tuvo lugar el complejo intercambio, esta tierra terminó por reconfigurar el perfil del mundo, dándole acceso a toda clase de exquisiteces. Entre ellas destacan algunos ingredientes que nacieron aquí, pero que hoy son vitales para casi todos: cacao, vainilla, jitomate y maíz son solo algunos de ellos.
Y este encuentro —sin el cual simplemente los mexicanos hoy no existiríamos— es lo que celebra la peculiar instalación "La mesa de Moctezuma" instalada en La Casa de México en España con apoyo de la Academia Mexicana de Gastronomía y el Club de los Industriales.
Chiles, aguacate, maíz, calabaza, semillas de girasol, cacao, vainilla, achiote, epazote, chayote, mamey, guanábana, tejocote y otros favoritos del emperador se mezclan formando una suculenta, mística y aromática atmósfera en el recinto. Y para rendir homenaje, la mesa la preside una réplica del épico penacho de Moctezuma.
México en la gastronomía del mundo
Además de conmemorar los 500 años de la llegada de Cortés a Tenochtitlan, la muestra quiere recordarle al planeta entero la presencia indeleble de México y sus ingredientes en muchas otras culturas. El guajolote, por ejemplo, es una de las carnes que encantó a Cortés y a los conquistadores; igual que el maguey con el que se hace el tequila, explican responsables de la instalación.
Pero eso no es todo, como también señalan en entrevista para El País: "No existiría la pizza en Italia, no se podría cocinar un buen gazpacho aquí si no se hubiera producido este movimiento." Ejemplos como ese hay miles y cada vez nos urge más sumergirnos en ellos. La comida siempre sobrepasa los límites que nuestros prejuicios culturales suponen y nos acerca a todos, incluso a pesar de nosotros mismos.
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Aprende más sobre esta exposición y los eventos que se realizarán en torno a ella en la La Casa de México en España aquí.