Una de las imágenes más recurrentes sobre la ciudad de México (e incluso sobre el país) respecto a su patrimonio, son los enormes murales que creó Juan O’Gorman en la Biblioteca Central de la UNAM. Este lugar se convirtió en Patrimonio Cultural de la Humanidad en gran parte por estos murales, los más grandes del mundo, de hecho.
O’Gorman se unió a un movimiento que reivindicaba el valor milenario de la cultura que fue menoscabada, y pisoteada, y con millones de piedras de toda la República nos trajo un megamural dividido en las 4 caras del edificio. Representación histórica de la cultura configura los momentos de México desde sus diversas etapas, desde su diversidad y enormísima y milenaria riqueza cultural.
Así se vería desplegado este mega mural
Encontramos en este a Tláloc, Quetzalcóatl, Ehécatl. En el muro oriente se muestra la modernidad mexicana. Como eje central y propulsor, la Revolución, y un átomo que representa la ciencia también emula la dualidad.
En el muro poniente se hace honor a la Universidad, se alude a la ciencia, la cultura, el deporte. Recientemente se cumplieron 60 años de la materialización de este lugar, y el periódico 24 Hrs creó un interesante infográfico en el que se detalla la información y cualidades de esta obra. No se trata solo de el mural más grande del mundo, fue una insignia de un México, que quizá por primera vez, reconocía la sabiduría de su legado más profundo.