Pareciera que por diferentes razones, la cultura de la música es un tema poco valorado en México, o quizá un escenario “secuestrado” por una serie de factores como son la industria de la música, las marcas y los intereses sociales que se mantienen por encima del simple placer de hacer música (y hacerlo bien). Pero, paradójicamente, estos factores han sido clave para que muchos músicos mexicanos, en distintas épocas, hayan trascendido los obstáculos para convertirse en verdaderos genios musicales.
A lo largo de la historia de México, existe una buena cantidad de músicos que han despertado verdadera euforia dentro del territorio, resonando masivamente y generando incluso una especie de culto en torno a ellos. Pero curiosamente, quienes han encantado más allá de las fronteras –es decir, quienes han detonado efusión en cientos de países a lo largo del orbe– son, hasta la fecha, poco reconocidos en territorio mexicano.
Vale la pena subrayar que estos músicos han logrado literalmente lo imposible: versiones de géneros musicales elementales, con estilos cadenciosos, prehispánicos –mexicanos–, o incluso galácticos; verdaderos vanguardistas de instrumentos de aire de cuerda o de las percusiones; genios que llevaron las matemáticas a la música para descubrir que en un solo tono se encuentra inmerso una infinidad de sonidos y versiones de la misma sinfonía.
Tino Contreras y el jazz mexicano
Hay quienes se atreven a afirmar que Tino Contreras inventó un subgénero del jazz (el jazz mexicano), aunque ha decir del autor, no existe tal subgénero pero sí mexicanos tocando jazz. Pionero del género y poderosa figura entre los jazzistas más destacados de la historia, Contreras se arriesgó a algo que para nada se veía en su época: la incursión de sonidos prehispánicos, indios, árabes, e instrumentos fuera de lo usual como la Arpa armónica de Sonido Trece, creada también por un mexicano. Curiosamente, este variado menú de sonidos colocados en el mismo plato fuerte que era el jazz, resultó una invitación para que cada vez más jazzistas se arriesgaran a experimentar con el sonido. Su obra musical se cuenta en 300 obras grabadas y poco menos de 3 mil composiciones.
Juan García Esquivel, el mexicano que inventó el lounge
García Esquivel es literalmente el creador de la música lounge. Ese género del jazz exquisito, que invita a los escuchas a prepararse, porque lo que están a punto de oír proviene del futuro. El space age pop o pop de la era espacial fue la forma en que los fanáticos traducían su música, una manera de interpretar jazz que hasta la fecha –en los años 50y 60– no se conocía. Este compositor mexicano estudió ingeniería en electrónica en el IPN, de ahí que las formas de grabar su creación musical eran inéditas, insospechadas pero atinadas. Pero Esquivel no sólo agradó a un público musical internacionalmente amplio, buena parte de las películas y series de televisión producidas por Hollywood en esa época utilizaba su música para numerosas escenas. Su creación musical, a decir de Esquivel, no era nada fácil: "Le dicen música del espacio, pero cuando la escribí no pensaba hacer nada futurista. También le llaman easy listening (fácil de escuchar), pero no creo que sea fácil de escribir".
Julián Carrillo y el infinito de los sonidos
El compositor Julián Carrillo llegó a crear un vasto numero de instrumentos de cuerda, todos ellos afinados en el Tritono, que él mismo descubrió. Carrillo era un fiel amante de la música clásica, y como tal, destinó buena parte de su vida a interpretar clásicos universales. Sin embargo, el hallazgo que cambió su vida, y la historia de la música, –el Tritono– lo llevó a realizar su teoría del Sonido Trece, donde explica que la escala de 12 sonidos conocida hasta ahora estaba incompleta. Bajo un análisis matemático, Carrillo expone que existen estos tonos infinitamente (13, 14, 15 y más) y cómo es que con un ajuste en la afinación de los instrumentos podrían componerse melodías infinitas. Carrillo también fue conocido como “el desintegrador del átomo musical”.
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