Fue hasta después de la independencia de México, en el siglo XIX, que en el mundo comenzó a referirse como aztecas al grupo que fundaría México Tenochtitlán. Lo anterior resulta extraño, ya que por muchos años el término más recurrido para nombrarlos era mexicas o mexicanos.
En el siglo XX, el nombre de aztecas se reafirmó en el imaginario cuando el discurso oficial del gobierno post revolucionario adoptó el término –de ahí el nombre del Estadio Azteca, por ejemplo. Curiosamente fue erróneo elegir este por sobre el nombre de mexicas, el cual es, como veremos a continuación, mucho más preciso.
Mexicas y no aztecas
Referir a los mexicas como aztecas es en realidad una gran paradoja, y en el peor de los casos una grave afrenta por como la historia sucedió según apuntan grandes especialistas como el prestigiado investigador Miguel León Portilla, y es que, en realidad, ¡los aztecas fueron los opresores de los mexicas!
Muy parecida a la concepción judía, los mexicas fueron el pueblo elegido de un dios, en este caso de Huitzilopochtli. Los mexicas eran los hombres oprimidos, habitantes de Aztlán Chicomóztoc, y estos últimos maltrataban a sus macehuales, y este pueblo oprimido es el que es liberado por Huitzilopochtli gracias a las oraciones del sacerdote Huítzitl. El dios, entonces, les ordena salir de Aztlán y emprender un largo viaje para hallar su "Tierra Prometida". Ellos no se concebían a sí mismos como mexicas hasta que ocurrió un episodio fulminante, como nos narra León Portilla en su esclarecedor artículo Los Aztecas: Disquisiciones sobre un Gentilicio, cuando hicieron un alto en su peregrinar:
En el hoyo de un tronco muy grande y grueso hicieron un hueco para colocar allí la efigie de su dios. Hecho esto, se pusieron a comer: de forma un tanto portentosa se oyó de pronto un gran ruido y el árbol se quebró por en medio. Teniendo ese acontecer como un augurio, el dios protector a través del sacerdote Huítzitl, ordenó entonces a su pueblo se apartara de los otros grupos o tribus nahuatlacas y mudara de nombre.
Sobre este episodio, en el Códice Aubin se enuncia:
Y enseguida allá les cambió su nombre a los aztecas. Le dijo: Ahora ya no será vuestro nombre los aztecas, vosotros seréis mexicas, y allí les embijó las orejas. Así que tomaron los mexicas su nombre. Y allá les dio la flecha y el arco y la redecilla. Lo que volaba, bien lo flechaban los mexicas.
Así, el nombre de mexicas les fue asignado como un signo de liberación ante los Aztecas Chicomoztocas. Por eso resulta irónico que la historia nos haya llevado a recordar la última gran civilización de Mesoamérica con el nombre de sus opresores. Sobra decir, a favor de la precisión histórica e incluso para hacer justicia a este episodio desde la memoria colectiva, que mexicas es la manera correcta de nombrar al gran imperio que tuvo en Tenochtitlán a su radiante capital.
*Imagen: Fundación de México-Tenochtitlán/ Códice Mendoza
*Fuente:
León Portilla, Miguel. (2000)Los Aztecas: Disquisiciones sobre un Gentilicio. Estudios de Cultura Náhuatl.(31)