Invariablemente, cuando hay un choque entre dos culturas, nacen mezclas e híbridos lingüísticos que transforman irremediablemente la lengua de los participantes y sus nombres. En el caso de México, este sincretismo se comenzó a dar a partir de la llegada de los españoles. La imposibilidad de parte de los europeos de entender las lenguas nativas llevó a errores de comunicación y malentendidos que marcaron para siempre la historia del país.
La conquista y la subsecuente colonización, en un afán por homologar todo lo mesoamericano a los estándares españoles, tergiversaron el sentido y significado de las palabras originales. Hoy en día, se utilizan un sinnúmero de nombres que fueron resultado de este sincretismo. Seguramente los conoces, pero probablemente no sabías que los hemos dicho de manera incorrecta por siglos.
1: Cuernavaca
El nombre de la capital del Estado de Morelos, también conocida como "la ciudad de la eterna primavera", es nada más y nada menos que un error fonético. Cuando los españoles escucharon por primera vez el nombre original de la población, se les hizo imposible de pronunciar: Cuauhnáhuac. En las crónicas del historiador Bernal Díaz del Castillo se le llama Cuautlavaca, lo cual eventualmente devino en el nombre actual. Cuauhnáhuac significa "lugar rodeado de árboles"; un poco lejos de la extraña asociación bovina que se le dio después, ¿no crees?
2: Huichol
La denominación más conocida de una de las comunidades indígenas más grandes de México es una simplificación vulgar. De nuevo, la dificultad de los colonizadores para pronunciar las lenguas originarias, tan distintas de su fonética y de su léxico, dio pie a una palabra que se ha popularizado, dejando a los nombres originales en segundo plano. Los miembros de esta comunidad, quienes habitan en Jalisco, Nayarit, Durango y Zacatecas no se llaman huicholes, sino wixárikas.
3: Chichimeca
El origen de esta confusión precede a la conquista. En tiempos prehispánicos, el norte del territorio mexicano se consideraba como la parte salvaje, como tierra de nadie. Era en el centro y sur del país donde se concentraban las grandes urbes y las poblaciones sedentarias más abundantes de México: mexicas, mayas, zapotecas, tlaxcaltecas, toltecas, etc. En ese entonces, el dominio que ejercía el imperio mexica era absoluto, por lo que el discurso producido por sus gobernantes era el más aceptado. Para hacer la distinción entre la parte "civilizada" y "bárbara" del territorio, los mexicas se referían a los pueblos del norte como chichimecatl, lo que significa "gente que proviene de los perros". Los nombres originales de estos pueblos probablemente se perdieron, y el nombre se conservó hasta el día de hoy, con un pequeño cambio para transferirlo al español.
4: Sonora
En este caso, el teléfono descompuesto se dio en sentido inverso. Cuenta la historia que, cuando llegaron los conquistadores españoles al norte del país, bautizaron el río Yaqui en honor a Nuestra Señora del Rosario, debido a que en el día de su llegada se celebraba a esa virgen. Como en el inventario fonético de los habitantes nativos, los opata, no figuraba la letra ñ, decían "Senora" en vez de Señora. El nombre pegó y, eventualmente, se transformó en Sonora.
5: Yucatán
Dejamos lo más interesante para el final. La crónica del origen del nombre de esta afamada península se encuentra en el libro Nomenclatura geográfica de México, publicado en 1897. Su autor, Fray Bernardo de Lizana, cuenta que todo surgió a partir del primer contacto de los exploradores españoles con los mayas que habitaban la región. Cuando los primeros les preguntaron a los segundos acerca del lugar al que acababan de llegar, estos respondieron “Ma’anaatik ka t’ann”, lo que significa, tal cual, "no te entiendo". Tan simple como eso. Claramente, los españoles dedujeron que así se llamaba el territorio y lo castellanizaron.
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*Imagen destacada de: arqueologiamexicana.mx