Yo soy así, muy guerrillera. Lo que empiezo, lo termino: solo yo sé como.
Delfina Solorio
Para cualquier mexicano que ha viajado a Europa u otro país lejano, es común vivir una profunda nostalgia por su gastronomía. Y aunque en casi todo el mundo existen restaurantes con comida “mexicana”, la verdad es que rara vez esta nos remite a los sabores del país –y en ocasiones incluso tiene muy poco que ver.
En México amamos nuestra gastronomía, y la tortilla es un acompañante infaltable. En cualquier plato mexicano su ausencia genera un extraño vacío.
Y a propósito de la nostalgia, sabores y geografía, la historia de Delfina Solorio ha dado la vuelta al mundo. En 2005 esta mujer viajó desde Guadalajara a Madrid para visitar a sus hijos Luis y Alberto, quienes se habían ido a vivir a este país un par de años antes.
Cuando llegó, y su hijo Luis se iba a trabajar a un restaurante mexicano, ella se quedaba horas desquehacerada. Luego su hijo la llevó a su trabajo, y se dio cuenta de que servían los tacos al pastor con tortillas de harina: sorprendida ante este sacrilegio, decidió tomar cartas en el asunto y actuar.
Como en su maleta había llevado una pequeña placa para hacer tortillas, sin saber la odisea que sería conseguir masa en España, decidió enviar al jefe de su hijo un paquete con tortillas de maíz para que sirviera algunos tacos con la receta clásica.
Ese momento fue decisivo, Delfina Solorio comenzó a hacer tortillas. En un inicio llegó a hacer 200 a mano, el negocio fue creciendo, abasteciendo a lugares de comida mexicana en Madrid, y un año después, junto con sus hijos, formó su empresa de tortillas de maíz nixtamalizado: La Reina de las Tortillas de Maíz.
Su exesposo le envió en barco una tortilladora automática, gracias a las cual subió enormemente su producción. De producir 200 tortillas a mano, hoy produce 5 toneladas de tortilla mensuales: tiene una fábrica en Madrid, otra en Barcelona, provee a más de 110 restaurantes en España, y exporta a 15 países en Europa: entre ellos Portugal, Francia, Suecia, Italia, Dinamarca, Reino Unido y Noruega.
Delfina Solorio con sus hijos
En entrevista para El Universal, Solorio, comparte:
No queremos que sea la típica comida mexicana para extranjeros, sino recetas artesanales de Jalisco, de Puebla, porque esa es nuestra filosofía y porque es la que puede encontrar sitio en el mercado.
Su historia evidencia el enorme interés que existe alrededor del mundo por los ingredientes ancestrales de México. Y la tenacidad de esta mujer, que simplemente se negó a permitir que lo más básico de la cocina mexicana se distorsionara, resulta en un inspirador ejemplo. También, no olvidemos que este es un episodio más, de muchos, en los que la cocina mexicana representa al país, y lo hace de manera preciosa.
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