Si uno revisa los diarios internacionales, suele hablarse de macroeconomía, crecimiento económico, política, y en muy pocas excepciones, sobre la salud delirante del planeta.
Resulta también curioso que hacinados como lo estamos en las ciudades, el medio ambiente parece lejano. Sin embargo, los ecosistemas que proveen nuestro estilo de vida en la ciudad están cada vez más deteriorados. En este sentido los fenómenos que pueden revertir este detrimento habrían de ser los más novedosos (los que hacen noticia), pues son los que verdaderamente llevan consigo una carga de signo que cambia el paradigma que ahora va consumiendo al planeta.
Por lo anterior, un sistema de agricultura zapoteco ha sido considerado por expertos como de los más sofisticados del mundo al privilegiar la agricultura sostenible pues difiere según el tipo de altura y respeta la diversidad de ecosistemas.
También, un ejemplo verdaderamente esperanzador y que cambia paradigmas es el esfuerzo de los pobladores de un pequeño municipio en Chiapas, de Pijijiapan. Este lugar había sido talado, sobre todo su manglar, por empresas y tala local. Luego de un trabajo de años, sus habitantes han conseguido que animales como el Tucán haya vuelto con la reforestación de hasta 40 hectáreas, convirtieron un desierto en un oasis prístino.
El mixtexco Jesús León Santos también ha llamado la atención del mundo. Le ha sido otorgado el reconocimiento de ecología más importante del mundo por su labor de reforestación en la Sierra Mixteca con el Premio Ambiental Goldman. Este galardón, por ejemplo, en 1991 fue obtenido por la Africana Wangari Maathai a quien luego, en 2004, le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz.
Desde que tenía 18 años León Santos comenzó a cambiar su entorno en Oaxaca con reforestación, en la Mixteca Alta, "La Tierra del Sol". Donde vivía Santos era una región con 83% de erosión de suelos y 500.000 hectáreas "inutilizadas". Junto con comuneros de la zona aplicaron técnicas indígenas guatemaltecas para convertir zonas árdidas en arboladas.
Retomaron entonces el milenario modelo del tequio y más de 400 familias comenzaron con picos y palas a cavar zanjas para que retuviesen el agua, en viveros plantaron árboles pequeños y con ellos barreras de humedad para conservar la tierra fértil.
¡Ya han plantado hasta 4 millones de árboles nativos! Todo ello ha favorecido la recarga del acuífero y además han conseguido un sistema sustentable de agricultura para las familias.