En la calle de General León 51 de la colonia San Miguel Chapultepec en la Ciudad de México, se encuentra una casa que ocupa el predio de la esquina. Es sencilla, sin pretensiones, con una tímida muestra de estilos en los que se asoma el "art decó". Pareciera estar abandonada, hasta que se penetra en ella y, totalmente vacía, nos invita a descubrir su historia.
La mandó construir en 1935 Manuel Rivera, cuya familia la habitó hasta su venta hace cinco años. En ella nacieron hijos, los que se quedaron a vivirla se hicieron viejos y el interior de la casa permaneció intocado. El paso de los años fue dejando su huella. En los muros la pintura se fue desgastando, surgieron humedades, las tuberías se oxidaron. En su patio se desarrolló, por sí mismo, un pequeño jardín nativo y natural, sin la intervención humana. El grafitti de sus paredes exteriores, un alambre de púas, es ejemplo de arte urbano.
Las puertas de madera que alguna vez estuvieron cuidadosamente pintadas, al irse descarapelando muestran formas caprichosas. Las perillas de bronce y las llaves de los baños, dejan ver el lustre de haber sido usadas cientos de veces a lo largo de décadas.
Bonita ornamentación de yeso enmarca la salida de los modestos candiles, que nos remontan a los años cuarenta del siglo pasado, igual que los apagadores, el medidor de luz y los anaqueles de la cocina. Es un autentico viaje por el tiempo.
El arquitecto Luis Palacios Kaim la compró con la idea de remodelarla. Al recorrerla ya vacía, la fotografió palmo a palmo y lo sedujo la historia que guardaban los espacios desnudos. Decidió dejarla tal cual e invitar amigos a recorrerla y que vivieran su propia experiencia.
El resultado ha sido fascinante; platica "Cada uno se ha conducido en el espacio según su olfato y talante. No he querido proponerles ningún protocolo, simplemente los he hospedado y ellos han decidido trayectorias, tiempos y reposos. De ahí, han surgido improvisados coloquios sobre los más diversos temas y alguna que otra inverosímil confidencia."
La casa ya tiene su libro, que la muestra desde que estaba en los cimientos y el dueño elegantemente vestido con traje, corbata y sombrero, aparece orgullosamente parado sobre ellos. Amorosamente registró distintos momentos de la construcción. En una imagen se le ve llegando a la obra en bicicleta, con su atuendo formal, como se vestían diariamente los señores de la época.
Aparece la casa en sus mejores momentos y después vienen las fotografías del estado actual. La pátina del tiempo y el deterioro, adquieren una particular belleza en las imágenes de Palacios Kaim. Es un libro de arte, que nos enseña a ver la belleza en la decadencia. "Es la casa en estado puro" afirma.
Frases breves plenas de significado brotan en ciertas páginas "La casa actúa en nosotros, nos condiciona, somos en gran parte lo que la casa nos ha enseñado a ser…La casa nos habita, nos recorre…Somos su memoria, sus sueños, su proyecto".
La Casa de General León 51 más que una galería, es una obra de arte en sí misma.