Héctor Guerrero es un mexicano que hace fotoperiodismo. Su obra es realmente excepcional y cautiva porque, en el breve espacio que ofrece una imagen, se las ingenia para narrar no solo la escena capturada, también el andamiaje socio-cultural que la hace posible. El asunto es que uno debe estar dispuesto a escuchar estas historias y no dejarse deslumbrar por la exquisitez de la pura fotografía.
Con su serie "Tierra de volcanes" el ejercicio es particularmente complejo, pues es difícil no dejarse seducir por el carácter sublime de estas montañas vivas. Por otro lado, para muchos mexicanos es natural conectar con el aspecto místico y metafórico de los volcanes. Su grandeza, su belleza y su protagonismo en los mitos de nuestra tierra, los vuelven sujetos de nuestro cariño.
Además, su potencia y la sensación constante de que estamos al filo de padecer sus exabruptos (entre sismos, escupitajos de ceniza y, en peor de los casos, lava), refuerzan su presencia en nuestra cotidianidad. Pero hay otra serie de significados que los volcanes encarnan y eso es lo que la sensibilidad creativa de Héctor Guerrero está tratando de manifestar.
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Los volcanes no solo son testigo de los cambios sociales e históricos que se producen en torno a ellos; sino que son agentes activos, pues provocan desplazamientos e inducen desafíos de seguridad y protección civil. Por otro lado, en ellos se pueden apreciar claramente las consecuencias del cambio climático (los ciclos de nieve en los volcanes se están modificando, por ejemplo).
Además, los ecosistemas que se generan en torno a estas formaciones atraen actividades para explotar recursos como madera, agua y minerales. Estas nunca (o casi nunca) son gestionadas por las comunidades de la zona, sino por grandes empresas (frecuentemente transnacionales) y esto también produce desplazamientos de la población que, a la larga suman a la crisis de violencia.
Así, aunque tal vez no tengan conciencia de ello, los volcanes dominan el paisaje mexicano en múltiples niveles. Las brillantes fotografías de Héctor Guerrero suman a complejizar deliciosamente nuestra relación con ellos.