Las palabras suelen ocultar una sabiduría revelada a quien esté dispuesto a ver qué hay detrás de ellas; por ello ahondé en el amaranto y encontré una particularidad interesante: tiene funciones antidepresivas (alusión sobre la coincidencia del nombre de las “alegrías” para nombrar este popular postre de amaranto).
Manuel Soriano García
La depresión es llamada la enfermedad del siglo. Alarmantes cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaron este año, que solo entre el 2005 y el 2008, esta aumentó en 18% en la población global. También, es ya oficialmente la principal causa de problemas de salud y discapacidad en todo el mundo.
El problema se agrava, aún más, cuando se cae en cuenta que los antidepresivos más vendidos, como el Prozac o el Aropax, no alivian el problema; en realidad, ante la falta de serotonina, lo único que consiguen es que el organismo no deseche la poca que produce, en lugar de hacer que el cuerpo vuelva a producirla como antes. Si a ello sumamos sus efectos secundarios, entonces nos encontramos ante un gran absurdo.
El investigador mexicano del Instituto de Química de la UNAM, Manuel Soriano García decidió actuar ante lo anterior. Primero, desde hace décadas está enfocado en estudiar las propiedades de la dieta básica prehispánica, y con ello beneficiar, una vez más, a las personas con estos productos, que por años, han ido devaluándose. Segundo, ante la nula capacidad de sanar el problema de la depresión por parte de los antidepresivos artificiales, decidió investigar para revertir lo anterior.
Gracias a sus investigaciones descubrió que el amaranto tiene propiedades antidepresivas, y no cualquiera, sino que contiene altos niveles de triptófano, un aminoácido esencial (esto quiere decir que no es producido por el cuerpo) que ayuda a sintetizar la serotonina.
El tripófano, al catabolizarse (cuando las moléculas complejas se transforman en sencillas), crea serotonina, y cuando esta se concentra de manera local, influye en la síntesis y libración de este neurotransmisor elemental para el buen ánimo. Soriano pasó algún tiempo en Japón, y consiguió sintetizar y encapsular este aminoácido esencial en un producto llamado AntePro, que ya está a la venta, y puedes hallarlo en la página de su empresa Gastronomía Molecular, aquí.
Debido a que la falla radica en una generación deficiente de este químico me pregunté, ¿por qué no replantear el enfoque y, en vez de conservar el poco que hay a través de métodos un tanto artificiales, propiciamos que el cuerpo sea el que eleve naturalmente estos niveles hasta llegar a un punto aceptable?.
Imagen: planoinformativo.com