A ratos se vuelven obsesivas las categorías que le imponemos a los objetos.
Arte, diseño y artesanía son solo algunas de esas etiquetas. Para algunos de nosotros no son tan importantes y hay quienes estamos seguros de que un mismo objeto puede encarnar las tres a la vez. Otros pensarían que esa idea es absurda.
Por otro lado, la división se ha jerarquizado. Esos objetos que llamamos arte parecen tener un valor supremo, y lo mismo se puede decir muchas veces del diseño. En estas disciplinas lo que importa es el nombre del autor: la firma. Pero la artesanía parece venir de un lugar menos sensible, más rudimentario y repetitivo.
Nada más lejos de la práctica: no somos los primeros en afirmar que el artesano vierte fragmentos de sí mismo en cada una de sus piezas. Aunque, como muchas otras cosas, la tradición artesanal se ha folclorizado y algunos de los objetos que pertenecen a ella se tratan como simples souvenirs turísticos.
Urge reivindicar a nuestros artesanos
Así, urge reivindicar a nuestros artesanos. Y tal vez para lograrlo tenemos que reinventar la tradición, permitir que toda clase de creadores exploren sus milenarias técnicas hasta encontrar formas sorprendentes con las que se identifiquen plenamente y hablen —a través de sus piezas— simultáneamente con la voz de la identidad personal y la colectiva.
Y esto es exactamente lo que ha logrado M.A., un colectivo que combina la producción artística con los métodos atribuidos a la tradición artesanal. El proyecto está basado en la CDMX, pero la producción se hace de forma colaborativa en distintas comunidades mexicanas y procura imprimir en ella técnicas locales, la experiencia del grupo cultural y también las creencias y líneas cosmogónicas que definen su producción.
El proyecto fue iniciado por Melissa Ávila, originaria de Tijuana. Ella misma es una artista interdisciplinaria que busca preservar la inmensa tradición artesanal de nuestro país, reforzando los vínculos comerciales con estos creadores y también capacitándolos, mientras aprende de ellos.
Las piezas son coloridas, particulares, inmensamente creativas y, al mismo tiempo, mantienen ese sabor familiar del diseño mexicano más arraigado. A su manera, manifiestan el balance justo entre arte, diseño y tradición artesanal.
Es una forma muy especial y equilibrada de incluir en este circuito comercial a sujetos creativos provenientes, sobre todo, de los pueblos indígenas de México, sin minimizar sus piezas y su trabajo. Además, porque lo que hacen es arte —al fin y al cabo— sus historias personales, el núcleo de su identidad y cada uno de los pedacitos de sí mismo a los que renuncia durante su hacer, recuperan su valor.
Conoce más sobre M.A. y accede a su tienda en línea aquí.
También en Más de México: En este mapa podrás conocer todas las artesanías que se hacen en México